Ratzinger cumple un mes de pontificado

Ratzinger cumple un mes de pontificado

CIUDAD DEL VATICANO (AFP).- El papa Benedicto XVI cumple el jueves su primer mes de pontificado y aunque ha confirmado las orientaciones doctrinarias de su predecesor Juan Pablo II, existen muchas incógnitas sobre el carácter que le dará a su programa de gobierno.

Para muchos observadores de asuntos del Vaticano, el otrora cardenal Joseph Ratzinger, conocido como una figura ultraconservadora tras haber dirigido con mano de hierro por casi un cuarto de siglo la influyente Congregación para Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio de la Inquisición, hasta ahora ha cumplido con la promesa hecha al asumir el papado: no defender sus propias ideas.

«Mi programa de gobierno es no hacer mi voluntad y no seguir mis propias ideas, sino ponerme junto con toda la Iglesia a escuchar la palabra y la voluntad del Señor y dejarme conducir por El», declaró al inaugurar su pontificado el 24 de abril en una ceremonia en la plaza de San Pedro.

El sucesor de Juan Pablo II, uno de los pontífices más carismáticos de la historia reciente, se encuentra ante numerosos desafíos a los que como líder de 1.100 millones de católicos deberá dar respuesta.

Además de los objetivos trazados en su primera misa oficiada en la Capilla Sixtina tras ser elegido el 19 de abril, cuando anunció su intención de desarrollar el Concilio Vaticano II y promover la paz en el mundo, Benedicto XVI ha enviado mensajes de apertura a otras religiones.

Ha multiplicado en sólo 30 días los contactos informales con los judíos, anunció que visitará la sinagoga de Colonia (Alemania) en agosto, un gesto histórico para un pontífice alemán, y escribió al ex rabino jefe de Roma, Elio Toaff, con motivo de sus 90 años.

Con los anglicanos, la Iglesia está estudiando la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre las divisiones que tienen desde hace 150 años sobre la figura de la Virgen y un documento conjunto fue divulgado el martes en Estados Unidos que confirma la intención de querer dar ese paso histórico.

«Bioética, ecumenismo, diálogo interreligioso, judaísmo, Turquía, forman parte de la agenda geopolítica de Benedicto XVI, aunque hay que subrayar que el Papa no es el dueño de su agenda y debe mediar con el vasto cuerpo de la Iglesia, obispos, conferencias episcopales y el Secretario de Estado», escribió el experto Alberto Melloni en la revista Limes.

¿Será un Papa de transición o hará cambios importantes?, se preguntan muchos dentro y fuera de la Iglesia, que esperan que reforme la Curia romana, el poder central de la Iglesia.

Sin embargo, uno de sus primeros actos como pontífice fue el de confirmar en sus cargos a todos los responsables de la Curia, un gesto que algunos interpretaron como una medida para tomarse el tiempo de colocar hombres de confianza.

Muchos vaticanistas estiman que las nuevas designaciones se harán más adelante y pueden tomar hasta un año.

Un primer paso de que podría realizar cambios más radicales es el hecho de que renunció a beatificar personalmente a dos religiosas en la basílica de San Pedro, retomando una antigua tradición quebrada en 1971 por Pablo VI y seguida por Juan Pablo II.

Cumpliendo como su predecesor una agenda de trabajo cargada, el primer papa alemán de la historia reciente recibe personalidades a diario, nombra obispos divulga mensajes y cumple dos apariciones públicas semanales pese a su edad, 78 años.

Un indicio de que es capaz de delegar fue el nombramiento el 13 de mayo de un prelado estadounidense de origen hispano, William Joseph Levada, arzobispo de San Francisco, considerado un «ortodoxo brillante» y a la vez prágmatico, en el cargo que ocupó en Congregación para la Doctrina de la Fe.

El nuevo Papa, que sorprende por su humildad y timidez ante las masas, sigue siendo ante todo un intelectual, que gusta explicar con estilo didáctico los pasajes bíblicos gracias a su formación como teólogo y su pasado de profesor.

En lo que seguramente no cederá es en un tema clave para la Iglesia: la defensa de la vida desde su concepción hasta su muerte natural, un argumento clave para todos los católicos sobre el cual ya se pronunció.

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