Raúl Alfonsín, In Memóriam

Raúl Alfonsín, In Memóriam

Hace unos días a la edad de 82 años murió en Buenos Aires, Argentina, el ex Presidente Constitucional de esa nación doctor Raúl Alfonsín. Tuve el honor de conocerlo en 1984, cuando junto a otros dos funcionarios de Estado hicimos una visita de trabajo a ese país, fuimos presentado por el entonces Vice-Canciller y luego Secretario de Defensa de su gobierno Raúl Alconada Sempé, la persona más cercana al ex Presidente en toda su larga trayectoria política.

Dos años y medio después, en diciembre de 1986, le presentaba credenciales como Embajador de la República Dominicana en esa gran nación.

El Presidente se encontraba en el pico más alto de su popularidad y apoyo de que gozó en su periodo, su idea del traslado de la capital a Viedma, ciudad patagónica a unos mil kilómetros de Buenos Aires, recordando el caso de Brasilia quería desarrollar el interior “Ir allá a la Ciudad de los Vientos”, su entusiasmo era tal que en mi presentación de credenciales me comprometió a viajar en un vuelo oficial a esa ciudad y comprobar los solares que estaban destinados a las futuras embajadas. Para el financiamiento de las oficinas estatales se procedería a vender la embajada de Argentina en Japón.

Pero vinieron los años 1987 y 1988, dos peligrosos emplazamientos militares, por el caso de las  acusaciones a estos de crímenes de lesa humanidad durante los casi siete años de dictadura. La democracia estuvo cerca de perderse, esto sumado a 13 huelgas generales que le hicieron los sindicatos peronistas y el difícil momento económico que pasaba América Latina, contribuyó a una hiperinflación que hizo que muchos de sus sueños fracasaran.

Político apasionado, orador formidable y fogoso, austero, auténtico, de grandes principios, honesto, vivió y murió en el mismo departamento de la calle Santa Fe, creyente acérrimo en la democracia y el diálogo, fundador de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos. En 1982 cuando los argentinos invadieron las Islas Malvinas, ocupadas ilegalmente por Inglaterra, la gran mayoría por no decir todos apoyaron esta acción que Alfonsín calificó de “aventura demencial” como se comprobó al finalizar el enfrentamiento.

Fue el primer político que le ganó unas elecciones al peronismo, el primer Presidente que traspasó el gobierno a un partido de la oposición, sentó en el banquillo de los acusados a las Juntas Militares que gobernaron el triste período 1976-1983.

Muy amigo del doctor Peña Gómez, gran admirador del profesor Juan Bosch, visitó varias veces nuestro país, donde se sentía por aquí quizás mejor que en casa, ya que aquí no lo atacaban.

Tuve la suerte de tratarlo más de cerca cuando en uno de sus viajes al país la embajada Argentina me solicitó que por mis relaciones le sirviera de edecán. En esas circunstancias pude conocerle mejor y darme cuenta de su bondad, su humanismo y honestidad.

Viendo las noticias de Argentina, donde lo han declarado Padre de la Democracia Moderna y recordando como fue atacado, agredido y hasta abucheado y silbado en la Sociedad Rural Argentina, fui testigo de ese hecho, hasta la Iglesia Católica lo enfrentó por la aprobación del divorcio durante su mandato y viendo las manifestaciones de dolor en la televisión de muchos de esos agresores de ayer, solo me trae a la memoria la lapidaria frase pronunciada, creemos que por el maestro Don Federico Henríquez y Carvajal: “Oh infeliz América que sólo reconoces a tus grandes hombres, cuando son grandes muertos”.

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