Buena música, con un toque de humor y emociones fue lo que se vivió la noche del sábado en el Teatro Nacional con el concierto del pianista Raúl di Blasio.

El artista argentino, quien estuvo acompañado de baterista, tecladista, bajista, guitarrista y acordeonista, entró a la sala a las 9:01 de la noche para junto a su piano tocar “Aranjuez”, la primera pieza de la noche, la cual fue interrumpida por un espectador que gritó que apagaran las luces porque molestaban; a lo que Di Blasio paró de tocar para secundar la petición del oyente. Este momento fue muy cómico porque el músico bromeó diciendo que los dominicanos somos “únicos”.

El sonido nítido acariciaba los oídos de un público que se hizo cómplice del músico toda la noche. Di Blasio se mantuvo bromeando parte de la velada, sacando risas al auditorio casi repleto.

La segunda pieza la dedicó a una niña del público llamada Paula, a quien le regaló una rosa luego de interactuar con ella unos minutos.

El pianista de 64 años, quien vestía de negro con camisa blanca, lucía en muy buena forma y esto quedó demostrado cuando se quitó el saco para quedarse solo con la camisa, mostrando su cuerpo esbelto.

Parte de la noche, el pianista la dedicó a exaltar al maestro y director orquestal José Antonio Molina, quien estaba presente, y a expresar sus deseos de hacer un concierto en Altos de Chavón con el director.

Emoción. Al tocar el tema “Oblivion” dejó salir sus emociones al recordar a su hermano Daniel, quien falleció el año pasado y a quien no había podido llorar. Confesó que era la primera vez que lloraba en público.

Especial. La flautista Ana Belén Abreu acompañó a Di Blasio en algunos temas y también la cantante Tommy Sellers, quien robó aplausos y ovaciones por su hermosa voz. El concierto culminó a las 11:45 de la noche.