Raúl Matas: un disc-jockey que marcó época

Raúl Matas: un disc-jockey que marcó época

POR MANUEL EDUARDO SOTO
Cuando en las últimas horas del 31 de diciembre del 2004 falleció tras una larga enfermedad el comunicador chileno Raúl Matas, no sólo significó la partida de uno de los más grandes maestros que tuvieron la radio y la televisión de Hispanoamérica en el último medio siglo, sino también el hombre responsable de que yo esté hoy escribiendo sobre estrellas del espectáculo frente al computador.

Matas murió víctima de un edema pulmonar a los 83 años, durante los cuales logró implantar un estilo único en la presentación de discos frente al micrófono y luego en las entrevistas de figuras famosas en la televisión. No se limitó a ese largo y angosto país austral llamado Chile, sino que llevó su voz e imagen a Argentina, Estados Unidos y España, dejando varias generaciones de comunicadores que siguieron su ejemplo.

“Se notó que descansó, se despidió de todos nosotros y se nos fue… está ahora descansando y nos deseó lo mismo que nos deseaba siempre cuando empezaba su programa; con una sonrisa”, dijo su hijo mayor a una emisora después de su partida.

A pesar de que en los últimos meses de su vida había estado internado en una clínica al agravarse su enfermedad, Matas estuvo casi hasta su deceso concurriendo a los estudios de Radio Oasis para presentar su programa matinal, “Inolvidables”, donde tocaba desde tangos hasta temas de rock que continuaban vigentes a pesar del paso del tiempo, y un segmento titulado “Y qué fue de…”, donde recordaba a estrellas del pasado y hacía oír alguna canción que hiciera famosa.

Los que seguíamos sus transmisiones en el extranjero a través de la Internet, podíamos comprobar que el paso de los años no habían variado su amena forma de presentar temas clásicos de la música popular, la que le debe mucho a su persona.

Al oírlo, parecía que me transportaba nuevamente a mi infancia, cuando sintonizando su pionero programa “Discomanía”, que transmitía Radio Minería, hacía volar mi imaginación y alimentaba mis deseos de dedicarme a comentar discos cuando fuera grande.

Y el destino quiso que años más tarde hiciera realidad ese sueño, cuando ingresé en Nueva York a la agencia mundial de noticias UPI, donde poco a poco fui creando un nicho para las noticias de farándula que hasta ese momento los periodistas “serios” despreciaban por considerarlas “frívolas”, prefiriendo escribir de política y economía principalmente.

A principios de la década del 90 se me presentó la valiosísima oportunidad de conocer personalmente a Raúl. Durante una visita que hice a mi Chile natal, me puse en contacto con él gracias a la mediación del locutor Iván Silva Acuña, un chileno que trabajó largo tiempo en la radio de la OEA, en Washington, y que fue el que me consiguió el primer trabajo que tuve en Estados Unidos: disc-jockey de la emisora WFAN.

Apenas llegué a Santiago, llamé a Matas por teléfono y de inmediato me invitó a almorzar en el comedor del Canal 13, donde laboraba en ese momento. En el encuentro también estuvo presente el cantautor argentino Mario Clavell, a quien yo admiraba por sus boleros “Somos” y “Abrázame así”, entre otros. El cuarto miembro de la mesa (como se puede apreciar en la foto) era Fernando Leighton, productor del programa de Matas y ex compañero mío en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.

Antes de que yo abriera la boca, Raúl me sorprendió llenándome de elogios por el trabajo que yo había en agencias internacionales difundiendo las noticias de espectáculos. “Te felicito”, me dijo. “Yo leo diariamente tus artículos. Qué bueno que alguien le haya dado categoría al mundo de la música y el arte”. Además de UPI, también trabajé en las agencias EFE y Reuters.

Por supuesto que me quedé de una pieza al escuchar esas sinceras e impactantes palabras de Matas. “Yo debo darte las gracias a ti, Raúl, por haber sido mi inspiración”, le respondí, emocionándolo.

De ahí no volví a saber de él, hasta que descubrí en la Internet que seguía activo como en sus mejores tiempos. Radio Oasis decidió que “Inolvidables” desapareciera de su programación junto con su creador, llenando su espacio de 9 a 9:30 de la mañana con música del recuerdo, pero sin comentarista. Qué mejor homenaje puede recibir uno que ése.

*El autor es periodista chileno.

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