Raúl Recio en Miami a la altura del  tiempo

Raúl Recio en Miami a la altura del  tiempo

Aunque se mantiene bien atento a la savia insurgente, Lyle O. Reitzel  siempre retorna con sus “buques insignias”; con los más brillantes fabuladores del delirio e imagineros del Caribe contemporáneo, que son también sus ardientes y adorados  “fetiches”. Pero, en estos espectaculares y oscurecidos umbrales del siglo XXl, contrario a como podrían pensar algunos “especialistas despistados”, los artistas fetiches del fogueado y exitoso galerista dominicano no serían, precisamente, el dominicano José García Cordero o los cubanos José Bedia, Eleomar Puente  y Luis Cruz Azaceta.

 Durante más de tres décadas, este honor, estoy seguro,  lo ha tenido -y aún lo tiene-, Raúl Recio. Y es que, entre los máximos exponentes del arte dominicano de la posmodernidad, Recio se establece como el más “recio”, el más precoz,  el más “fresco”, admirable y bestial “niño terrible” -ya bastante crecido por cierto- cuya obra pictórica reciente nos deja ver una esplendorosa vitalidad y una formidable síntesis expresiva que le aportan una riqueza plástica cada vez más atractiva, así como unos niveles de densidad metafórica definitivamente perturbadores. En este trayecto, Recio despliega una estrategia estética que extrae su retroalimento desde los ritos y mitologías populares -ancestrales y cotidianos-, la sociorealidad y la polisíntesis cultural identitaria, para situarse con personalidad distintiva entre los posexpresionistas esenciales del Caribe.

En “Raúl Recio 45: Arma Mortal” (28-01/30-03/2010),  Lyle O. Reitzel incluyó una selección de 15 pinturas de grandes formatos realizadas en acrílico sobre tela y una serie de 25 dibujos en técnica mixta sobre papel, conformando un resistente cuerpo de obras cuyos escenarios e imágenes desquiciantes, donde hasta los árboles del bosque parecen ebrios  e insaciables, en una especie de perpetua, alucinante y alucinógena orgía seminal. Precisamente, un nuevo extracto del poderoso cuerpo de obras que definieron dicha muestra, más otras inclusiones de rigor, integran la exposición titulada  “Open Mind”, inaugurada por Lyle O. Reitzel  Gallery la noche del pasado sábado 8  mayo en su sede del 2441 NW 2nd Avenue, Wynwood Art District, en la ciudad Miami. Esta es la primera muestra individual de Raúl Recio en los Estados Unidos y permanecerá abierta hasta el jueves 10 de junio.

Entre las obras más impactantes de ambas muestras destacan: “Morenas al bate”, “Se fue el Don”, “Stage”, “Paisaje tropical” (2008),  “Las tres Maravillas” (2008), “Árbol TV.”, “Caída en Río verde”, “El desborde”, Duho-Benz”, “Pastoral Taína”, “Karaoke Taíno”, “Paisaje Blanco y Negro”, “La Última Música”, “Superfría la delicia”, “San Miguel Potente” (2009, “Casi mi Última Noche”, “Coge Pinza” (2010) y “Peleando contra mis demonios” (2010).

Se quedan desprevenidos los “especialistas” que ven a Raúl Recio asumir su práctica  creadora con el propósito deliberado de llamar la atención o escandalizar. Es cierto que una fracción considerable de su universo está habitado por hombres de cabezas y corazones que arden; militares golpistas o “jodedores” con risotada de cuchillo, dientes y cadenas de oro, rostros de medialuna y “blimblines” de barata fantasía; “funcionarios” con pistolas y metralletas último modelo; putas con pezones como puñales “lengua e mime”; “calieses”, policías, narcotraficantes, sicarios y torturadores “profesionales”, pero yo creo que se trata de imágenes capaces de revelarnos, no sólo los placeres, excesos y oscuros abismos de la condición humana contemporánea, sino también la profecía, el mismo renacimiento o devenir de la consciencia espiritual a través del arte, a través de la chispa fascinante y salvadora de la imaginación.

Decía  el sabio hindú A. K. Kumarasvami (1877-1947) que para conocer el significado de las obras de arte hay que conocer a los artistas que las realizaron. Tengo la dicha de conocer a Raúl Recio, lo cual no quiere decir que haya tenido que estar al tanto de todos los detalles de sus más íntimos itinerarios, así que prefiero ver los recientes efectos de su práctica artística ejemplarmente iluminadora como el testimonio de un auténtico vidente o testigo ocular de su tiempo; vigilante desde el sueño y el asombro, en batalla infinita y admirable contra sus propios demonios, sin retractarse jamás ante los signos de la banalidad, el asedio del horror virtual, el espanto autoritario globalizado, la “violencia del mundo”, la precariedad espiritual  y las miserias  materiales que también definen  nuestro tiempo.

Con estas muestras, Recio se nos presenta una vez más a la altura de su tiempo y  ha aprovechado la ocasión para celebrar sus 45 años rindiendo homenaje al gran músico y compositor dominicano Luís-Terror-Días, fallecido recientemente y teniendo como invitado especial al reconocido artista argentino Marcos López, con quien realizó la obra fotográfica “Soy la Salsa, baja”-que había quedado inconclusa desde el 2004- y para la cual el mismo Raúl sirvió de modelo e inspiración.

En síntesis

Raúl Recio (1965) es uno de los artistas más emblemáticos de la Generación de los 80 en Santo Domingo. Creador hiperactivo e hipersensible, crítico, provocador y experimentador incansable. Entre sus reconocimientos destacan: Medalla de Oro, II Bienal del Caribe y Centroamérica (1994); Primer Premio, X Bienal del Grabado  Latinoamericano y del Caribe, San Juan, Puerto Rico (1993); Tercer Premio de Grabado, XlX Bienal Nacional de Artes Visuales (1994); Premio de Dibujo, XX Bienal Nacional de Artes Visuales (1996).Sus obras se han exhibido en importantes galerías, museos y centros culturales de América Latina, Europa y EE. UU. En 1996, a raíz de su participación en la exposición “Modern and Contemporary Art of the Dominican Republic”, organizada por Américas Society, Nueva York, su obra fue valorada con entusiasmo por el influyente diario norteamericano The New York Times. Su obra “La muerte del merengue-homenaje a Tatico Henríquez”-(1988) fue incluida en la exposición “¡Merengue! Visual Rhythms/Ritmos Visuales”, organizada por el Centro Cultural León Jimenes y  presentada en el Museo del Barrio, Nueva York (2006);  Museo de Arte de las Américas, Washington, DC. (2007) y Museum of the National Center of Afro-American Artists, Boston (2008).

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