POR MARIVELL CONTRERAS
No ha sido ni una ni dos las veces en que los periodistas hemos incurrido en la falta de cuestionarle a los principales bachateros del país su ausencia de los medios y su tendencia a no darnos el frente.

Raulín junto a su cuñado Anthony Santos y su compueblano Luis Vargas conforman la primera y más importante camada de bachateros que cargaron con el estigma de música de guardia y cueros que tenía la bachata desde los 60’s –cuando surge– hasta finales de los 80´s.

En nuestro primer cara a cara periodístico lo primero que nos dice es que “soy tímido” y que ha tratado de combatirla “pero no puedo, siempre me sale la timidez”. Le sale, me dice cuando se encuentra por primera vez con una persona o cuando no tiene confianza con alguien.  La gente le ha dicho que él es tímido y él se reconoce como tal.

Aunque eso no le impide entregar su música “cuando yo estoy en la tarima me transformo. Yo trato de hablar con la gente y hago mi trabajo, aunque se me ve la timidez eso no impide que yo lleve esta vida de artista”.

Entonces pienso que no hemos sido del todo justos con los muchachos de Santa María, Montecristi. No podemos pedirle peras al olmo y aunque la vida los preparó para la música, nadie los preparó para tanto contacto con tan variada gente, para tanto interés de los medios, para tanta fama.

Y además que ellos han comprobado con su propia experiencia que “aunque tú no hagas mucha televisión, no hagas muchas entrevistas, cuando tú lanzas una producción que a la gente le gusta tú te mantienes”.

Y eso es lo que ha hecho Raulín Rodríguez que se ha mantenido como Anthony Santos y Luis Vargas entre los primeros de la bachata.

SUS INICIOS

Raulín se inició en la agrupación del Bachatú, Anthony Santos (y este a su vez con la de Luis Vargas), tenía 14 años entonces. Era corista y fue un año después de ingresar al grupo que aprendió a tocar la guitarra que junto a la composición y a su voz son la trilogía de condiciones que lo han convertido en uno de los primeros bachateros del país.

Se recuerda entonces como un fanático de la bachata y de las canciones románticas de Juan Gabriel y Camilo Sexto.  Que en ese entonces había mucho rechazo de la clase alta al ritmo y que eso lo hacía sentir mal “pero seguimos adelante”.

Sostiene que “la bachata ha cambiado mucho” y que la que se hace hoy no es la misma que se hacía antes que “es una bachata más fina, con mucha más altura” y que por eso le gusta a todo el mundo.

De los bachateros de la época los que prefería era a Luis Segura, Leonardo Paniagua y a Ramón Cordero “oía a muchos otros, pero esos eran los que más me gustaban”.

Le preguntamos qué condiciones especiales había en Santa María para que los tres sobresalieran haciendo música que complace a tanta gente “en todos los municipios de Montecristi siempre hubo un ambiente de música, donde nosotros crecíamos rodeados de música y yo diría que eso nos motivó a cantar y a tocar guitarra y a hacer fiestas y formar una agrupación”.

SUS CANCIONES

El que se asume como un romántico bachatero cuenta que “tuve muchos sueños.  Cuando niño yo soñaba y eso te ayuda cuando tú tienes una guitarra que tu sabes tocar, tu comienzas a tararear y cuando tú vienes a ver te llegan melodías, te llegan letras.  Tú eres compositor pero se te hace más fácil porque tú tienes la práctica pero hay que trabajar en eso mentalmente”.

El que en este año ha hecho éxitos radiofónicos como “El primer beso”, “Piel sin alma” y “Ay ombe” es uno de los grandes cosechadores del género desde que presentara credenciales en el 1992.

En ese año presentó el disco El dolor y se hicieron verdaderos himnos populares El dolor, Nereyda, Medicina de amor y más tarde Me la pusieron difícil, Soledad, Corazón corazón, Que me la devuelva, Sin fortuna y un listado tan largo que no es posible incluirlo todo en este espacio.

LOS MANGOS BAJITOS

Raulín pide a los nuevos intérpretes del género y a los que quieren iniciarse en la carrera que se esfuercen y que le pongan amor a su trabajo. También les pide “que no sean tímidos” y lograrán calar en el gusto de la gente porque ya el gran trabajo que había que hacer lo hicieron ellos.

Sostiene que el gran mérito de ellos fue abrirle espacio a la bachata y transformarla lo que no fue nada fácil “fue difícil, porque no sabes, como era 15 años atrás, te voy a hablar, transformar la música de bachata y traerla del campo a la ciudad, porque fue así que pasó, la bachata existió pero era una bachata que tenía un público limitado”.

Que además hay que reconocerles que ellos cambiaron el sonido de la bachata  y que eso ha ayudado mucho. El cambio consistió en “transformamos la guitarra que se tocaba antes que era de cuerda de nailon y ahora es de cuerda de acero y le da un sonido diferente, mas dulce y se hace mucho efecto, para que suene diferente y eso ha ayudado mucho”.

DIME Y DIRETE

MC: ¿Por qué no te has mudado a la capital?

RR: Porque tengo una vida hecha allá en Santa María, tengo tres hijos, Raúl que tiene 12 años, Raulín Junior con 8 y la hembra tiene 4 y se llama Arianny, mi esposa se llama Andrea.

MC: ¿Tu eres fiel?

RR: Si, tengo 13 años casado

MC: ¿En que fecha naciste?

RR: Un 16 de Junio del 1971

MC: ¿Hijo de?

RR: De Juan Rodríguez y de Aquilina Justo

MC: ¿Te decían algún apodo?

RR: Papo. Ya nadie me dice Papo, pero mi familia y los amigos íntimos.

MC: ¿Cuál es la imagen, la impresión que quieres dejar en el pueblo dominicano?

RR: Que fui un bachatero de buena letra y buena música y que quise cantar a todo el mundo por mi pueblo y por mi tierra.

——————————-
———————-
———————————————

 “Yo soy de Santa María, un campo de Montecristi. Yo nunca he salido de allá. Es un poco difícil tu venir del campo y hacerte un artista famoso”.

 “Yo he trabajado duro. He hecho buenas producciones y muy buenos discos y eso me ha ayudado mucho”.

“Nosotros somos cibaeños y nos gusta mucho la música típica, pero la música típica es muy diferente»

Esto lo pienso ahora como un mera culpa mientras redacto la entrevista que le hice a uno de los tres bachateros más importantes de las últimas dos décadas: Raulín Rodríguez, y en la que empezamos el diálogo con la asunción de una terrible timidez de su parte.