Escuchar hablar al doctor Julio Ravelo Astacio sobre los problemas que afronta día a día como siquiatra sorprende y emociona porque lo hace, a sus 74 años de edad, con una pasión y vocación de servicio inmensurables.
Él siente los padecimientos de sus pacientes, principalmente de los que atiende en el hospital traumatológico Ney Arias Lora, quienes sufren dolor sicológico a causa de quemaduras por descargas eléctricas, ácido del diablo, explosión de tanques de gas licuado de petróleo y por incendios de viviendas.
Al escuchar sus experiencias cotidianas se siente a un profesional de la salud que se expresa con el corazón. “Para mí esta es una de las experiencias más conmovedoras que pueden existir. El que no sabe lo que son las quemaduras extensas y de segundo y tercer grado en áreas importantes del organismo, no sabe lo que es el dolor y el sufrimiento de esas personas, pero más aun lo que significa el dolor psicológico.
Citó casos de mujeres jóvenes a quienes le rociaron ácido del diablo modificándole rostros y senos, y esas mujeres entonces con 22, 23 o 25 años tienen que luchar por aceptar una característica que nunca habían visto en su rostro o en su cuerpo.
Igualmente dice que es muy fuerte ver cómo un joven sufre por contacto con la electricidad o en el lugar del trabajo. “He tenido jóvenes de 19 y 20 años que han tenido que amputarles una o ambas extremidades. El dolor allí es una constante, pero también hay que decir que hay una constante como equipo humano altamente profesional y muy sensible, que atiende estos pacientes con una devoción increíble y yo me sumo a ese esfuerzo desde entonces”.
El doctor Ravelo Astacio, exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), sigue siendo el médico de principios hipocráticos, en el que la humanización y la atención cercana a los pacientes son fundamentales.
Narró el caso de un joven que sufrió quemaduras en todo su cuerpo al encenderse el vehículo en el que viajaba, tuvo que ser envuelto todo su cuerpo, solo se le veían los ojos y la boca, algunas personas le decían a este pobre hombre momia “y nosotros luchamos con él, además de devolverle la vida le restablecimos la confianza de que él podía seguir adelante. Eso para uno es maravilloso, el tu ayudar a un ser humano, reconstruirle su vida y la de su familia. Ese hombre estaba prácticamente desahuciado, él sentía que no iba a servir para nada, y el tu ayudarlo es algo sumamente motivador que entusiasma a cualquier persona y nosotros no escapamos a ello”.
Por el dolor sicológico que dejan las quemaduras se requiere de un trabajo profesional de mucha dedicación y esfuerzo, porque son personas que se tornan desesperanzadas y ultra sensibles.
El doctor Ravelo Astacio es de los que disfruta que salga el sol o que caiga la lluvia, también ver un atardecer o la luna en una noche despejada. Agradece a Dios por seguir viviendo y servir a los demás.
Sus intervenciones siquiátricas son múltiples e integrales. Además de víctimas por quemaduras, les llegan con frecuencia casos de conflictos, violencia intrafamiliar y adicciones. Dice que en la cotidianidad tiene que enfrentarse con situaciones complejas, que al final de la jornada les llenan de satisfacciones porque logra la armonía y la comprensión de los afectados.
El doctor Ravelo Astacio, quien es docente en la UASD y trabaja también en consultas privadas, dice que es una dicha el ejercer la profesión médica, así como el compartir el dolor de una persona postrada en la cama, sin esperanzas.
“La recompensa está en esa sonrisa, en la gratitud o ese abrazo que a veces nos dan cuando nos encuentran en la calle, supermercado o restaurant, y nos dicen que nunca me voy a olvidar de eso que usted hizo por mí. Yo creo que eso es uno de los mejores pagos que uno puede recibir en la existencia”, expresó el doctor en la entrevista a HOY.
Los casos más comunes. En la Unidad de Quemados del Ney Arias Lora hay 11 camas disponibles. Allí los casos que más se atienden son por descargas eléctricas, a causa de conexiones ilegales, uso indebido del GLP e instalaciones en vehículos de manera irregular, familias completas afectadas por incendios en sus viviendas, muriéndose calcinados, en la mayoría de los casos, los niños. Dice que llegan al hospital con mucha frecuencia mujeres quemadas por el ácido del diablo. Es una agresión con efectos devastadores. Por lo menos una mujer al mes llega afectada por esa causa.