Raza y deportes

Raza y deportes

M. DARÍO CONTRERAS
La recién concluida Copa Mundial de Fútbol 2006 enfrentó, en su versión final, a las selecciones francesa e italiana, resultando esta última victoriosa en tiempo extra, por vía de los “penales”.

Para aquellos que no son conocedores de este deporte, se les podría perdonar si preguntasen si Italia jugaba contra Francia o contra un equipo africano. Todos los jugadores italianos eran blancos y la mayoría del equipo francés era negro. De los 23 jugadores que el entrenador francés Raymond Domenech escogió para su selección mundial, 14 eran de origen africano o caribeño.

Sólo seis jugadores franceses eran blancos – tres de ellos porteros o guardametas. Debemos aclarar que este no es un fenómeno propio de Francia, ya que Inglaterra, Portugal, Holanda y hasta Suiza tienen jugadores de fútbol negros.

¿A qué se debe esta fuerte presencia de jugadores negros en el equipo francés? Quizás la principal razón pueda atribuirse a la discriminación/exclusión de que son objeto los “inmigrantes” no blancos en suelo francés, lo que les impulsa a destacarse en el deporte como forma de escapar de su pobreza y anonimato. La misma razón podría esgrimirse para la dominación de los negros en varios deportes como el baloncesto, la pelota, el boxeo, campo y pista, fútbol americano, entre otros. Deportes que eran prácticamente vedados para los atletas negros, como el golf y el tenis, tienen hoy campeones de esta raza de clase mundial.

Las proezas de los negros en el deporte ha sido objeto de estudio y de básicamente dos teorías. La teoría que más adeptos parece tener -además porque es políticamente correcta- es la que sostiene que la excelencia de la raza negra en los deportes puede atribuirse a razones socio-culturales, es decir, al medio en que vivimos y que nos moldea. La otra teoría, en cambio, le da mayor peso a la genética o a factores hereditarios. Los proponentes de esta última teoría argumentan que así como se transmiten el color de la piel y la textura de los cabellos, también se transmiten habilidades de tipo físico y mental, lo que puede comprobarse mediante el estudio comparativo de poblaciones clasificadas étnicamente. Hay investigadores que han ido tan lejos como para postular que existen diferencias en el cociente de inteligencia entre poblaciones blancas y poblaciones negras/latinas – el Profesor Emérito de Psicología Educacional Arthur Jensen, de la Universidad de California, Berkeley, asevera que en promedio los negros están por debajo de los blancos en 15 puntos en pruebas corrientes de inteligencia. Por supuesto, esta afirmación ha sido rechazada por colegas del profesor Jensen, quien ha sido acusado de “racista” y de mal interpretar los datos.

Hay evidencias de carácter científico que acusan diferencias en la propensión de ocurrencia de ciertas enfermedades que tienen un componente racial, como por ejemplo, la mayor predisposición de desarrollar cáncer de la piel en las poblaciones blancas, o la mayor incidencia de la anemia falciforme en negros que en blancos. Los esquimales de zonas remotas que viven de la carne y la grasa de las focas y ballenas son menos propensos a enfermedades degenerativas, como el cáncer y las cardiovasculares, que los que vivimos supuestamente con dietas más balanceadas – por supuesto, ellos viven climas bien fríos.

¿Es posible que, al igual que la herencia de rasgos físicos y orgánicos, también se hereden habilidades mentales y físicas?

Francia, con apenas un 5% de su población de origen no europeo y no blanca, contó con un equipo de talla mundial que tenía una proporción de un 61% de africanos y caribeños. Sin duda que la globalización avanza a pasos gigantescos, especialmente en los deportes que hasta hace poco eran coto cerrado para los habitantes del Tercer Mundo. ¡Vive la France!

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