RD ante el ojo crítico mundial

RD ante el ojo crítico mundial

En el mundo del arte rupestre indígena, la República Dominicana y la propia isla de Santo Domingo tienen un nombre: Borbón, una sección de la provincia San Cristóbal que debido a sus cuevas y a las pinturas y grabados que poseen en su interior ha pasado a conocerse en todo el planeta como la Capital Prehistórica de las Antillas.

Borbón aparece en el mapamundi del arte rupestre como el sitio más representativo de la República Dominicana, pero también como el más amenazado. Y para empeorar las cosas, ahora también está amenazado por la propuesta de modificación del proyecto de Ley Sectorial de Areas Protegidas presentado al país por la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, propuesta que intenta entregar a la compañía Dominicana de Cales, S.A. Docalsa , una parte importante de las cuevas para su conversión en polvo.

En el libro El arte rupestre en peligro, de la autoría del francés Pierre Vidal, y auspiciado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO , aparece Borbón tanto como por su importancia mundial como por su condición de sitio rupestre amenazado.

Queremos reproducir aquí algunos párrafos de la introducción de este libro para que entendamos cómo son consideradas las Cuevas del Pomier en Borbón ante el ojo crítico del mundo.

“El arte rupestre es pues arte universal, tanto como documento histórico para una cultura dada que debe ser imperiosamente conservado. Conservado como patrimonio, conservado para su estudio, conservado para el placer de la contemplación. Cada uno de estos objetivos de la conservación tiene sus razones y ninguno puede ser separado de los otros.

“De las grutas paleolíticas a los petroglifos de Asia Central, a los relieves rupestres de Irán, aqueménidas y sasánidas, y añadiría un espíritu audaz, a los bajos relieves de Persépolis, a los frisos del Partenón y a la catedral de Notre Dame de París, sólo cambian el soporte (natural o construido de manera monumental), la técnica y el estilo. Sin embargo, mutatis mutandis, los problemas de conservación in situ son formalmente los mismos. Conciernen al impacto de las agresiones causadas por los fenómenos naturales y a las degradaciones de origen antrópico. La toma de conciencia mundial actual de la importancia del arte rupestre de los cinco continentes es de alguna manera la contrapartida al descubrimiento y a la explotación “colonial” ocurrida en el pasado sobre el arte primero. En aquella época se importaban obras a Europa, a América, y se coleccionaba para inspirarse en el arte negro o en el arte de Oceanía. Hoy viajamos a Tassili o a Khakasia para admirar el arte rupestre en su medio natural, protegido por los habitantes.

“La obra de Pierre Vidal nos muestra qué importante es el conocimiento del medio natural para comprender y proteger el arte rupestre. En efecto, a diferencia de las artes sobre soporte, construidas monumentalmente, que pertenecen a sociedades urbanizadas, el arte rupestre ha sido producido por sociedades no urbanas, no industriales, por sociedades de cazadores, recolectores, pescadores y pastores. Sentimos vértigo cuando contemplamos el Sáhara, donde el medio no es más que desértico y donde las zonas saharianas se desertizan. Más que Luxor, Amiens o Persépolis, el Tassili es el conservatorio de los vestigios de un mundo desaparecido. Nos parece evidente que en este sentido el Sáhara es pionero: las áreas ecológicas y culturales descritas por Pierre Vidal, y otras también, están igualmente en vías de desaparición. No en lo que dura una vida, pero inexorablemente los medios, los modos de vida y las producciones que nos llegan del arte rupestre están destinadas a su desaparición. Esta entropía es una tendencia irreversible y sólo con un esfuerzo consciente y colectivo por el arte rupestre podemos contrarrestar esta evolución. Compensar los efectos destructores, retardarlos, construir réplicas, son los pasos propuestos.

“El tercer escalón es el de las réplicas, será la última salvaguardia en la medida en que en miles de años TODOS los parajes estén destinados a desaparecer. Pero nosotros debemos saber también que todas las réplicas son infinitamente más frágiles que los originales a los cuales sustituyen. ¡Quién no comprende que una fotografía, un estampado o un cd rom son muy frágiles al lado de un pergamino o de una estela de piedra, que reproducen la decoración y el texto! Es ésta una cuestión que nosotros planteamos para el arte rupestre, a los expertos en materiales. Entronca en negativo con la cuestión de los desechos industriales y nucleares: ¿entre qué materiales los guardamos para que se degraden sin contaminar? Y para el arte rupestre: ¿a qué materiales le confiamos para que no se degrade por el efecto del tiempo y de la nocividad de la mundialización industrial?”

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