El país continúa destacándose como uno de los más corruptos del mundo, al ocupar este año la posición número 118 con una puntuación de 32 en una escala del 0 al 100, según el informe de Transparencia Internacional dado a conocer ayer por Participación Ciudadana. El año pasado ocupó la posición 129.
El índice de Percepción de la Corrupción (IPC 2012) de Transparencia Internacional muestra que la corrupción continúa devastando a sociedades en todo el mundo.
Señala que de 176 países incluidos en la clasificación mundial de este año, República Dominicana y Ecuador están empatados en nivel de corrupción. A más baja puntuación, mayor corrupción.
Así, en el estudio aparecen Haití y Venezuela, con 19 puntos; Paraguay, con 25; Honduras, con 28 y Nicaragua, con 29 puntos como los más corruptos del continente.
Solo hay tres honestos. Entre todos los países incluidos en el ranking mundial solo tres ocupan el primer lugar como los más honestos, con una puntuación de 90: Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelandia.
La presidenta de Transparencia Internacional, Huguette Labelle, refiere que el creciente clamor a los gobiernos corruptos obligó a la destitución de líderes durante el año pasado. Sin embargo, agrega, ahora que la situación comienza a calmarse, resulta evidente que en muchos países el soborno, el abuso de poder y los acuerdos secretos siguen estando muy presentes. En el continente americano, los países con más altos índices de transparencia son Canadá, con 84 puntos, y Estados Unidos con 73.
La corrupción no solo es un enorme generador de injusticias, sino además de pobreza y subdesarrollo.
La rueda de prensa en la que se dio a conocer el informe de TI estuvo encabezada por Rosalía Sosa, directora ejecutiva de Participación Ciudadana, Isidoro Santana, Carlos Pimentel, José Manuel Paliza y Cándido Mercedes.
Factores que inciden. Santana afirmó que los países que quieren avanzar en el desarrollo de la justicia social tienen que luchar por una mayor transparencia.
Dijo que para eso es necesaria una separación e independencia de los poderes del Estado, una justicia funcional, una sociedad civil activa, oposición política y, muy particularmente, una prensa independiente. Agregó que mientras la sociedad sienta que los poderes son avasallados y prácticamente la justicia no funciona, siempre habrá impunidad, y mientras haya impunidad es muy poco lo que se puede avanzar en transparencia.