El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidos (PMA) abogó por la inclusión de la materia nutrición en el programa escolar, por la concienciación del sector privado y la aplicación de impuestos a productos con alto contenido de azúcar, como forma de reducir la desnutrición en la población.
El director regional para América Latina y el Caribe de esa entidad, Miguel Barreto favoreció que se adopten estas medidas de cara a enfrentar la malnutrición, tanto por problemas de desnutrición como por la obesidad. Según cifras del país la desnutrición crónica es del 7.1% en niños menores de cinco años, mientras la obesidad afecta al 7.6% de los niños menores de cinco años y una de cada cinco mujeres en edad reproductiva. Por otro lado, el 28 % de las personas de 15 a 49 años tiene sobrepeso.

Barreto llamó a introducir la materia de nutrición en las escuelas, que es barato, efectivo y con beneficios a largo plazo. “Enseñarle al niño como comer es fundamental, no solo permite que el niño discierna mejor sino que será un mejor padre cuando sea adulto, o sea, que reproducirá eso que aprendió”, dijo.
Expresó que colocar impuestos adicionales a los productos comestibles que tienen mayores cantidades de azúcar, es una barrera de protección que el Estado genera para poder proteger a la población, que al final es su principal objetivo. Puso el ejemplo de Chile, que estableció una tasa impositiva de un 18% a los alimentos con mucha azúcar.
Pero también Barreto abogó porque el Gobierno trabaje con el sector privado para que entienda que invertir en producir mejores productos con más bajos niveles de azúcares y con mejor etiquetado, al final lo que genera es una población con mayor rango de vida y a la largo mayor posibilidad de consumir.
Destacó que el sector privado debe apoyar el desarrollo sostenible de la población y tener una visión a largo plazo no cortoplacista a la hora de hacer negocio.
“A la larga tendrá una población más sana, que viva mejor y que por lo tanto va a consumir más, teniendo mejor salud y calidad de vida y eso va a beneficiar el desarrollo del sector privado”, expuso al participar en el Encuentro Económico del HOY junto a William Vigil Black, representante en el país del PMA.
Barreto resaltó que el Estado debe hacer entender al sector privado que tiene una doble responsabilidad y que esto llevaría a cambios a largo plazo.
Indicó también que los consumidores deben ser educados para cambiar sus hábitos alimenticios con el diseño de programas de educación masiva. “El problema que hemos encontrado en la región es el hambre oculta, es la falta de micronutrientes en lo que se consume. No es la falta de hambre, el niño come y está lleno, pero no está nutrido. Entonces lo que hay que hacer de acuerdo a cada realidad es identificar cuáles son los micronutrientes que faltan en la dieta común de la población y cómo podemos suplirlos”, expresó.
Dijo que aunque hay avances en la región en este tema, todavía el tema nutricional no es de debate público, no se habla de nutrición ni de hambre en campañas electorales, sino de pobreza y salud. “Pero es un grave error, sino tenemos una agenda nutricional todos los esfuerzos que se hagan en salud y educación pueden verse afectados. Pues el niño que llega al aula ya desnutrido, aunque tenga el mejor profesor no va a aprender”, expresó Barreto.
Expuso que se debe educar a las personas para que se acerquen a consumir productos que tienen más micronutrientes sin que esto implique un aumento en su gasto familiar y eso debe hacerse con educación masiva, con programas nutricionales.
Bajos niveles de lactancia. Barreto también llamó atención que la prevalencia de lactancia materna exclusiva es de solo 6.7 % en el país, una cifra muy baja con relación al resto de Latinoamérica. Y de Acuerdo a la encuesta Enhogar 2014, era de apenas 4.7%.
PMA trabaja con el Gobierno. Barreto además destacó que trabajan en el programa Progresando con Solidaridad, de la Vicepresidencia, en nutrición, impactando a una población anual en situación de vulnerabilidad de 132,882, entre estos, niños menores de cinco años; mujeres embarazadas y lactantes y adultos mayores. Ahora quieren llegar a centros de primer infancia.