La misión diplomática más conveniente y redituable que tiene nuestro país luego de Estados Unidos, es la activa y laboriosa de la República de China en Taiwán (ROC, siglas en inglés), y su desempeño económico que lo coloca en el 24 polo de desarrollo del planeta, debiera concitarnos a mirarnos en su espejo, y auto cuestionarnos.
Invitado por el Gobierno de Taiwán del presidente Lee Teng-ui, visité la paradisíaca isla en 1995, y quedé prendado de su educación ciudadana, diseño del tránsito vehicular, respeto de los espacios públicos, respeto al medioambiente, protección a los sistema forestales y culto por la dinámica productiva, turismo, agropecuaria y manufacturera.
Esos parámetros referenciales no se construyeron con demagogia, discursitos intrascendentes, permisivismo clientelar, corrupción, buhonerismo y arrabalización sin control, inmigración ilegal tolerada, bancas de apuestas, tarjetas de solidaridad, desenfreno de endeudamientos, visitas sorpresas, y timidez para enfrentar estos retos medulares, sino con visión de nación, disciplina férrea, oronda inversión en educación, estricto cumplimiento de la ley, la gobernanza, paz y prosperidad social pareja, con una firme dosis de rígida disciplina castrense, impuesta por el generalísimo Chiang Kai-shek.
Una nota de prensa de Diario Libre del diez de este mes edifica que las exportaciones de Taiwán en 2016 escalaron US$280.4 mil millones, obtenida luego de 67 años del generalísimo Chiang fundar la ROC en 1949, cuando ingresó a la isla, al perder la guerra contra el comunismo liderado por Mao Tse-tung.
Las exportaciones agrícolas de RD en 2016 ascendieron a US$519.3 millones, y total, manufacturera de zonas francas a US$9,523.3 millones (Diario Libre 21-11-16), obtenidas en 524 años desde el inicio de la colonia española en 1492.