RD: ¿el país de las injusticias o de las maravillas?

RD: ¿el país de las injusticias o de las maravillas?

Millizen Uribe

No se trata de chauvinismo. República Dominicana es un buen país para vivir. Su clima humano y ambiental, así como sus bellezas naturales y variedad de paisajes lo confirman.
Sin embargo, las crueldades e inequidades de un sistema corrupto impide a muchos disfrutar de la patria legada.
¡Cuán productiva y placentera sería la vida de los dominicanos con un Estado que funcione! Que cumpla el derecho de acceso de calidad y gratuito a salud, educación, a vivienda…
Que garantice seguridad ciudadana y buena alimentación.
Pero esto no sucede en las dimensiones requeridas. Los ciudadanos comunes, que son los más, cuando deciden vivir una vida ética, tienen que enfrentarse a un sistema injusto, articulado para hacerles sufrir las consecuencias de la podredumbre o corromperles en el intento.
Pese a avances normativos y de infraestructura, el deterioro institucional y humano de la República Dominicana en estos últimos años ha sido impresionante.
La campeante delincuencia, común y política, ha crecido y evolucionado a un grado tal que amenaza con joyas preciosas de la cultura dominicana: la calidez y hospitalidad.
Y no se trata de ser ave de mal agüero o revivir el fantasma del pesimismo dominicano que muy bien describe Peña Batlle en sus obras. ¡Todo lo contrario! Se trata de invocar la esperanza, mas no un optimismo infundado, sino uno que lee la realidad, la asimila y se decide a accionar sobre ella.
Iniciemos con pasos concretos. El discurso de funcionarios y bocinas es que la corrupción no conmina, que no es un tema que interese al pueblo dominicano. Un reto entonces es hacer que este pueblo entienda que, como parte del Contrato Social, cedemos nuestra libertad individual y nos abocamos a una vida en colectiva regida por un Estado donde hay autoridades con responsabilidades concretas. Al no hacerlo, prevalece entonces un sistema de injusticia.
Duele ver cómo en este país la aplicación de la ley se hace de manera antojadiza y casi siempre solo para maltratar a los más chiquitos.
Empero, para la injusticia solo hay un remedio y este no es el olvido, la tolerancia ni rendirse, es la justicia.
Al reflexionar sobre el modo de gobierno, pensadores políticos como Platón y Aristóteles señalaban que el fin de la sociedad y del Estado es garantizar el bien supremo de los hombres.
Luchemos para instaurar la justicia y la equidad como elementos fundamentales de la sociedad dominicana, recordando que aquellos Estados en el que todos los ciudadanos no son iguales ante la ley, son inestables y pueden, en términos morales y éticos, desaparecer.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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