POR SOILA PANIAGUA
El empresario José Luis Corripio dijo ayer que el país no puede seguir recostado de las remesas y el turismo, como principales actividad generadora de ingresos, afirmando que lo que demuestra el vigor de una economía es una producción fuerte y competitiva.
El presidente del Grupo Corripio habló en esos términos en el panel que celebró ayer el periódico Hoy con el tema Progresos y obstáculos en el aprovechamiento del TLC entre Centroamerica y la República Dominicana.
Señalaó que República Dominicana está muy recostada de la comunidad de las remesas y del turismo, lo que no es desdeñable, pero tampoco es una base de la cual debe depender exclusivamente la economía de un país.
Estimó que tanto las remesas, como el turismo son mitad esfuerzo y mitad regalo de Dios.
A continuación las palabras que dijera el señor Corripio en su breve exposición:
Con relación a los temas que se han tratado hoy, no voy a agobiarlo, ni en mucho tiempo, ni en mucho tecnicismo. Lo más importante que se ha hablado de los problemas que tenemos, en República Dominicana, como en otros países, en Centroamérica en particular.
Cuando yo hablo con los ejecutivos de mis empresa y tenemos un tiempo limitado, como es el presente, yo le advierto al principio que sólo vamos a tratar los problemas, porque las cosas que están bien no hay que corregirlas, ni mencionarlas, ni perder tiempo en ella.
O sea que el tiempo que se dedica a investigar las causas y el origen de los problemas es un paso de avance, como se ha hecho hoy.
No hay solución para los problemas inmóbiles, por más que se hable y se divague sobre ellos, si no se actúa no se corrigen.
Yo entiendo que este es el preámbulo de una acción colectiva en República Dominicana o en los países del área para corregir las situaciones que no están correcta.
En una ocasión, cuando yo era muchacho, aquí venía un israelista, llamado Uri Geller, que era parasicólogo y doblaba cucharas con la mente, pero eso no se da en economía.
En economía hay que actuar para que se doblen las cucharas. La verdad es que algunos de los problemas que nosotros enfrentamos y desde mi punto de vista, estriban en la mente y en la mala costumbre.
El empresariado dominicano nos hemos acostumbrado a actuar como esos animales que sus genética son de las selva, pero se cría n en la ciudad, y nos acostumbrados a la comunidades de la ciudad, y de las leyes de protección interna, de bloqueo de competitividad, ley 299 y de ahí en adelante hay un rosario interminable de protecciones y por lo tanto de grandes márgenes de utilidades.
Como nuestro grupo tiene también, ya desde uno 15 años inversiones y actividades en el extranjero, en Puerto Rico concretamente, en otras islas del Caribe y en Es tados Unidos, nosotros conocemos esa parte de la moneda.
Los márgenes son muchos más pequeños, más competitivos, y hay que ser mucho más preciso y exacto, en la calidad, en el producto y en la distribucción.
Hay algo que siempre he dicho que no hay un buen tratado de libre comercio, si no hay una buena distribución de los productos, independientemente de su calidad y competitividad en precio.
Eso es algo que realmente tenemos que tener en cuenta, porque en el empresariado dominicano, hay muchas excepciones, de suficiente actividad para la exportación.
Pero la República Dominicana está muy recostada de la comunidad de las remesas y del turismo, lo que no es desdeñable, pero no es una base de la cual debe depender exclusivamente la economía de un país.
Tanto las remesas, como el turismo son mitad esfuerzo y mitad regalo de Dios: las playas y una serie de circunstancias que están fuera del control de la actividad.
Lo que de muestra el vigor de una economía es cuando esta puede competir en los mercados internacionales.
La República Dominicana tiene embajada, cuyo gastos son superiores al monto de las exportaciones totales, en términos absoluto. Eso es algo que en lógica elemental no puede ser considerado como bueno.
Por otra parte, los gobiernos históricamente, para ser competitivos hacia el exterior, no dan el 95% de los necesario, da la impresión que han dado una barbaridad, para poner en el carril de la competencia, porque ese es un alto porcentaje.
Pero ese porcentaje que falta, es el mismo porcentaje que diferencia al hombre del gorila, un 5% de genes.
Es bueno que se sepa que a veces lo que falta es lo más importante. Yo soy de opinión que mucha veces el empresario, tiene que indicar al Gobierno que es lo que efectivamente se necesita, para competir, además del cambio de mentalidad.
En la República Dominicana tiene que echarse un camino más largo para recorrer con Centroamérica y con otros países, pues los demás ya han sido entrenado en esa guerrilla de la selva. Ahora es que estamos incursionando en esa área.
Yo exhorto a los empresarios dominicanos a arriesgarse a realizar la primera exportación, porque no hay forma de incursión en el mercado internacional por bien planificado y tecnificado que sea el estudio, que se perfecto desde el primer momento.
Hay que correr un riesgo controlado de hacer la prueba, ensayo y fracaso, porque por perfecto sea que vamos a encontrar 500 inconvenientes en la realidad cuando se implemente la primera la exportación y se sale de la teoría para ir a la práctica.
El Gobierno del otro país va a poner todo los obstáculo, va a poner todo los obstáculos, se van a inventar medidas fitosanitaria, y todo lo imaginable y variable que pueda haber.
Es un riesgo muy frecuente, entonces con el primer ensayo controlado de no arriesgarse en un volumen que pueda afectar le empresa, lo mejor es hacer la prueba en pequeño para corregir y aprender en pequeño a exportar.
No les aconsejo que se tiren de cabeza en la piscina, sino que prueben con los pies la temperatura del agua, antes de correr esos grandes riesgo que siempre habrá en el primer intento de exportación.
Porque es un cuerpo extraño que va a entrar en otro, donde va a sufrir un intento de rechazo, a hora de ahí en adelante se aprende y se juega con las reglas de juego que hayan impuesto.