Gobierno confía en el triunfo de racionalidad y que los líderes mundiales puedan atender retos de la humanidad y el planeta

RD insta a Estados Unidos y Rusia a deponer actitudes bélicas. El Gobierno dominicano llamó ayer a Estados Unidos y Rusia a bajar la tensión y expresó preocupación por la tensa situación en Europa oriental, una crisis que dijo entraña un riesgo de escalar a un conflicto de grandes proporciones que podría extenderse a las Américas por la posibilidad del despliegue de armamento ofensivo y tropas, con consecuencias nefastas para la humanidad.

Mediante un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores resaltó que el país mantiene amistad con países envueltos en este incipiente conflicto.

Instó replegar de inmediato los activos militares y a buscar una salida pacífica, que respete la integridad territorial y la seguridad de todos los países, en especial de Ucrania.

Recordó que el mundo atraviesa por una crisis sin precedentes, que la pandemia ha dejado millones de muertes y sufrimiento, trastocado las cadenas de suministro global, creado inflación, desabastecimiento y pobreza.

Indicó que esta crisis está sumada a la emergencia climática y a la disrupción generada por la Cuarta Revolución Industrial, que desde años impactan el orden internacional. El Gobierno apuntó que la humanidad enfrenta retos imponentes que demandan que los líderes mundiales estén a la altura del momento para generar grandes pactos.

“En particular, debemos sentar las bases para una recuperación postpandemia que sea sostenible, justa, verde e inclusiva. Un conflicto de la magnitud proyectada agravaría los problemas al crear obstáculos a la producción de bienes y al intercambio comercial, profundizaría las precariedades de la economía y la pobreza en decenas de países que dependen de las exportaciones de bienes y servicios, como el turismo”, alerta.

Afirmó que no es el momento para un pensamiento cortoplacista y bélico, ya que los pueblos están hastiados de los conflictos y los desacuerdos, mientras en muchos países la esperanza en un futuro mejor se desvanece frente a la aparente incapacidad del liderazgo para forjar un nuevo imaginario político basado en la paz y el bienestar.

“Es oportuno recordar el espíritu del Tratado de Tlatelolco de 1967 que llevó a proscribir el desarrollo, adquisición, ensayo y emplazamiento de armas nucleares en Latinoamérica y el Caribe como consecuencia de la tradición universalista y pacifista de nuestra región”, expuso.

Rememoró que ese acuerdo, ratificado por todas las naciones latinoamericanas y caribeñas, conlleva el deber de proscribir la guerra nuclear y empeñarse en la lucha por el bienestar y progreso de sus pueblos, la consolidación de una paz permanente fundada en la igualdad de derechos, la equidad económica y la justicia social para todos.