RD$: ni tanto  ni tampoco

RD$: ni tanto  ni tampoco

Las autoridades monetarias y el gobierno central en sí, estimulados por el FMI, no alcanzan a tener presente otra forma de equilibrar la economía que no sea restando liquidez a la totalidad del  sistema, ejerciendo una atracción sobre el ahorro y haciendo más rígido el encaje legal, lo que deja a la banca con pocos recursos para prestar. 

La cotización  del dólar y otros precios seguiría estable por esa vía, pero ¿qué será de la industria de la construcción, sometida ya a presiones alcistas de energía y materiales? ¿Qué de múltiples actividades productivas de campos y ciudades que sin financiamientos o bajo tasas exageradamente altas languidecerían o perecerían? ¿Qué de la economía popular y de los pequeños negocios que  reciben  el duro golpe de la reducción de dinero en la calle, lo que deprime la demanda y desocupa mano de obra?

República Dominicana vive  bajo el peso de un Estado influido por una cultura política  denunciada históricamente  por amplios sectores  como ineficiente y dispendiosa. Si ese Estado administrara bien sus caudales y se sometiera, como exigen estos años críticos, a comportamientos austeros para solo gastar e invertir en lo esencial y productivo y limpiara de excesos sus nóminas, las restricciones monetarias para el todo no tendrían  que ser tan duras.

Efectos de crisis sobre ambiente
Entre las noticias desalentadoras relacionadas con las alzas del petróleo y del costo de la vida está la divulgada antier por el secretario de Medio Ambiente, Omar Ramírez: se está produciendo un retorno alarmante al uso de leña y carbón en hogares pobres. Ahora se deforesta más, lo que ya venía ocurrido por la renovada demanda por esos materiales desde Haití mediante un tráfico ilegal que las autoridades no han sido capaces de contener.

Si el gobierno no se empantalona y restringe los  hornos carboneros y cortes en  zonas en que causan daños sensibles al ecosistema y cuencas, la crisis energética y económica del presente  tendrá efectos demasiado graves  para el territorio que habitamos. El GLP debe permanecer reducido en sus precios y la producción de leña y carbón, como en otros tiempos, debe quedar confinada  a áreas llanas  específicas, bajo límites que garanticen una periódica renovación.

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