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Adán Rafael De Camps Martínez
Por: Adán Rafael De Camps Martínez
La innovación tecnológica no solo es crucial para un futuro sostenible, sino también para impulsar la competitividad económica de la República Dominicana. Con abundantes recursos solares y un creciente interés en energías renovables, nuestro país tiene la oportunidad de diversificar su matriz energética y reducir los costos asociados a la importación de combustibles fósiles, que representan hasta el 6% del PIB. El impacto del cambio climático ya afecta sectores clave como el turismo y la agricultura, que en conjunto generan más del 20% del PIB nacional. Según el Banco Mundial, sin acciones climáticas contundentes, podríamos enfrentar pérdidas de hasta el 16.7% del PIB para 2050. Esto no solo amenaza la infraestructura y la productividad laboral, sino también el acceso a alimentos y la estabilidad fiscal del país. La transición hacia una economía verde representa una oportunidad de inversión estratégica.
Tecnologías como los paneles solares y sistemas eléctricos de transporte podrían generar empleos verdes, reducir emisiones de carbono y optimizar el gasto público al disminuir subsidios a combustibles tradicionales. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) destaca que la innovación tecnológica es clave para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Además, iniciativas como la Ley 57-07 de Incentivo a las Energías Renovables son un paso en la dirección correcta, pero es necesario profundizar en políticas que fomenten alianzas público-privadas y capten inversión extranjera. Según la ONU, cada dólar invertido en tecnologías sostenibles puede generar beneficios económicos equivalentes a cuatro dólares a largo plazo. La innovación económica y tecnológica será esencial para construir un futuro próspero, competitivo y responsable.
