Aunque haya actualmente iglesias y creyentes tolerantes de la situación social y política del país, no es en absoluto seguro que la causa sea el haber sido “invadidos de predicadores que nos piden resignación bajo la promesa de mejor vida en el paraíso más allá de la vida conocida”, es decir, de esta vida.
Desde Marx a Fromm persiste la acusación a la doctrina de Cristo de la supuesta resignación que Jesús habría pedido a sus seguidores, respecto a las autoridades. Muchísimo menos interés se le pone a la denuncia de toda opresión y maltrato al prójimo que dicha doctrina establece con mucha mayor insistencia.
El pensamiento cristiano pone gran énfasis en que la voluntad de Dios sea “igual en la tierra como en cualquier otro lugar”: justicia y amor.
La sola presencia del cristianismo en las cortes de Roma significó gran cambio de la concepción del hombre y de los derechos de pueblos y gentes. Uno de los logros más espectaculares del reinado de Justiniano fue la recuperación de grandes territorios del Imperio, por considerarlo un deber cristiano; y, similarmente, compilar y codificar las leyes del derecho romano, fundamento de la justicia moderna.
Isabel de Castilla hizo publicar en plazas y caminos de las tierras colonizadas, como consta en archivos y en los muros del Faro a Colón de nuestra Capital, tan comprometedoras ordenanzas respecto al trato de los nativos, que aún los colonizadores más bárbaros resintieron su fuerza en el discurso de los dominicos Montesinos y de Córdova, a favor de los aborígenes.
El maltrato a nativos y africanos no fue cosa de cristianos, sino del salvajismo, la corrupción e inmoralidad imperantes durante esos siglos, rigurosamente estudiados por Carlos Esteban Deive en su valiosísima obra “La Mala Vida”, que todo el que piensa y opina con seriedad en este país, está obligado a consultar; especialmente los que insisten en que “se están perdiendo los valores”, ignorando que fuimos conocidos como el más inmoral de los asentamientos establecidos en América.
Resulta tendencioso desconocer que los movimientos de liberación iniciados precisamente en esta isla, fueron punto de partida e inspiración para la abolición de la esclavitud y la declaración de los derechos del hombre en siglos siguientes.
Los “opinadores” contrarios al cristianismo no parecen darse cuenta de que el solo hecho de imprimir la Biblia enseñó a los alemanes tanto a leer como a saberse libres e iguales a reyes y papas; una de las revoluciones sociales más significativas de los siglos.
El protestantismo, según el afamado Max Weber, fue elemento fundamental del desarrollo del capitalismo; y, especialmente en Inglaterra, John Wesley, en nombre de Cristo, llevó a la nobleza inglesa declarar abolida la esclavitud, y hacer de aquella sociedad un sistema social donde todos los derechos de las personas son respetados y procurados.
Todo lo que vale la pena, todo que significa orden, libertad, justicia e igualdad en el mundo occidental le debe demasiado a Jesucristo. Especialmente, el hacernos seres verdaderamente valiosos,…en la medida en que cada persona o país procura serlo.