RD: una mala temporada de béisbol invernal

RD: una mala temporada de béisbol invernal

Cuando llegó la novena entrada estaba decidido. Por más comentarios, por más intentos por evadir la realidad, la sentencia estaba firmada: las Águilas perecían, en aquel valle que una vez se llamó de la muerte pero nos invitó a la vida, mientras renacíamos con la más azul de las esperanzas.

Ver el juego, que parecía estar claro desde el principio, me hizo reparar en lo mucho que el país se parece a nuestro béisbol: con un par de equipos y jugadores preestablecidos, casi siempre se sabe lo que pasará.

La cumbre de esas fuerzas que lucen más muertas que vivas (al final no sirven más que de bla, bla, bla) será igual que el juego del martes pasado: con el presidente Leonel Fernández casi al punto de descalificar a sus contrincantes, y las primeras carreras anotadas, él será el indiscutible ganador.

Y como en las cumbres anteriores, así como en muchas temporadas de béisbol, se impondrán los dos equipos de tradición: su forma de entender los problemas y unas soluciones que, lejos de ser consensuadas, tendrán los matices que él marca.

Pero se dirá, como en pelota se dice que es cosa del azar, que todo se dio así. Y después, cuando pase la jornada, empezarán las discusiones y saldrán mil trapos sucios a la luz.

¿Los asuntos nacionales? Serán como el Escogido, que cada año sale con  nuevos bríos, empieza ganando y se va quedando atrás hasta que al final, ¡zassssss!, pierde irremediablemente.

Mientras eso sucede el Presidente y el PLD, como Águilas y Licey, jugarán el juego que les dé la gana porque sus fanáticos estarán felices. Sólo espero que, como en el béisbol, esta vez los resultados cambien.

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