RD vs Haití: convivencia o confrontación

RD vs Haití: convivencia o confrontación

Todos estamos preocupados por el sendero que han tornado las relaciones dominico-haitianas en este año, en que tantas ocurrencias atípicas han preñado el ambiente de malos augurios para la convivencia armónica en la isla de dos razas disímiles. Parecería que todos buscan una excusa para una confrontación.

Las ocurrencias han estado presentes durante todo el año, que hasta una anunciada reunión presidencial en Elías Piña y  Belladere entre los dos jefes de Estado de la isla, se abortó sin razón alguna. Las pocas veces que se han reunido funcionarios de los dos países no puede decirse que ha sido para llegar a entendimientos beneficiosos para ambas partes.

Haití no puede prescindir de la presencia militar de las Naciones Unidas para preservar el orden, y la ayuda prometida de sus amigos llega a cuenta gotas y aún con destacadas figuras designadas para servir de canal de la asistencia a ese país, más cunde la pobreza en el territorio occidental isleño y se incrementa el flujo de inmigrantes ilegales hacia el territorio dominicano.

Relativamente la situación política se ha estabilizado, pese al fracaso de las elecciones legislativas de hace algunas semanas, gracias a los efectos avasallantes de la presencia militar de los cascos azules, permite desarrollar muchas actividades. Una prueba es el dinámico comercio entre los dos países de la isla, en que las ventas dominicanas se tambalearon por varios días, cuando los sindicatos de camioneros de ambos lados esgrimieron sus peculiares ambiciones, para sacarle más beneficios al incremento de ese comercio controlado por los militares y políticos de ambos lados.

El panorama por esa inercia dominicana, de no mantener una firme actitud diplomática cada vez que recibimos las acusaciones haitianas de abuso a sus nacionales ubicados ilegalmente aquí, es que parece preferirse la confrontación en lugar de buscar la convivencia que asegurada la estabilidad esencial para el desarrollo de ambos países.

Recuérdese que la década del 90, con el embargo impuesto a los militares que derrocaron a Jean Bertrand Aristide, el país se vio afectado de mala manera cuando la presión internacional pretendió que la frontera se cerrara a cal y canto para provocar el hambre en la población civil y forzar la salida de los militares. Se quiso amenazar al país con fiscalizaciones inauditas u ocupaciones para asegurar el cumplimiento del embargo.

Afortunadamente el gobierno del doctor Balaguer y el pueblo dominicano, en ocasión del embargo, acudieron en ayuda masiva al pueblo haitiano, ante el cual su gobierno no pierde cualquier oportunidad para acusarnos y mantener una atmósfera de confrontación. Esto solo recuerda lo que se vivió de 1844 a 1856 por las continuas invasiones que organizaron para tratar de reocupar el país, separado en febrero de 1844.

La convivencia es esencial para la estabilidad de la isla. Son 20 millones de seres viviendo su mayoría en la pobreza. Ellos sirven para los planes y ambiciones de los políticos, que en cualquier momento atizarían eventos raciales ya superados. La experiencia dominicana, cuando se trata de conversar y lograr acuerdos, es frustratoria ya que ellos lo rehuyen de muchas maneras y prefieren mantener un clima de incertidumbre para una confrontación indeseable.

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