El encarecimiento del petróleo se suma a la lista de riesgos
La Junta Monetaria continuó con su política de estímulos monetarios. Está claro que se mantiene alerta para garantizar que ningún sector productivo tenga sequía de crédito, mientras la economía no muestre recuperación total. Tiempos excepcionales exigen medidas excepcionales.
Devolvió RD$25,000 millones a las entidades financieras para que lo presten a la construcción, compra de viviendas de bajo costo, manufactura, comercio y a las micro y pequeñas empresas, que podrían beneficiarse con un menor precio del dinero.
Las medidas excepcionales que impulsan aún más el crédito privado incluyeron incentivos a instituciones financiera, tendrán un margen neto anual de cinco puntos básicos, por la liquidez al Banco Central pagarán un 3% y la prestarán a un 8%. Margen neto que, combinado con mayores volúmenes prestados, aumentan sus beneficios por intereses. Con bajo riesgo, porque del total de préstamos en pesos de los bancos, los dudosos representaron solo un 1.85% al final de 2020.
Es oportuno citar el impacto positivo que ha tenido en el bolsillo de la gente las medidas excepcionales de la Junta Monetaria implementadas desde mediados del 2020, y la decisión del Banco Central de recortar el precio del dinero en ciento cincuenta puntos básicos en los últimos doce meses, la Tasa de Política Monetaria de 4.50% en febrero 2020 se ha reducido a 3.00% en febrero 2021. Contribuyeron a reducirla tasa activa promedio ponderada de los bancos comerciales, descontó 357 puntos básicos, de 13.28% en marzo 2020 a 9.71% a final de enero 2021.
Son factores puntales que contribuirán con el relanzamiento de la economía, las estadísticas muestran su habilidad, el PIB, por encierro social, retrocedió -29.8% en abril, sin pausa redujo el ritmo negativo hasta marcar-1% en diciembre 2020. El pronóstico es que, con el impulso adicional del crédito en pesos al sector privado, con bajas tasas de interés, que favorece el consumo y la inversión, la economía rebotará a partir del trimestre abril-junio 2021, con un crecimiento alrededor de su potencial al finalizar el año.
Finalizo comentando que es necesario mantenerse “ojo pelao” porque, no obstante, la subida de las revoluciones de los estímulos monetarios que aumentan la inyección de crédito barato y estimulan el crecimiento, hay dos fuertes vientos que soplan en contra. Por un lado, el confinamiento de la población para debilitar el virus implica pérdida de producto. La buena noticia es que el sector salud programó para julio tener vacunado el 80% de la población, lo anunció el presidente Abinader.
Y, por otro lado, el encarecimiento del petróleo se suma a la lista de riesgos, el barril West Texas cerró en US$48.52 en 2020, aumentó 15.78% comparado con 2019. La tendencia ascendente ha continuado, el jueves pasado superó los US$60, el nivel más alto desde enero del 2020, como consecuencia del control de la oferta y la demanda recuperándose a nivel mundial.
La hoja de ruta de la política económica debería ser que, mientras la Junta Monetaria preserva las medidas excepcionales, el Gobierno envía al Congreso Nacional las reformas estructurales consensuadas que estimulen la inversión, el crecimiento y cuadren las cuentas públicas, para dar mayor capacidad de acción a la política fiscal y reequilibrarla con la política monetaria en el mediano plazo.