Las observaciones que hizo el Presidente Danilo Medina a la ley que contiene el Código Penal, a propósito del tema del aborto, ha generado un debate en el que algunas voces mal interpretan los propósitos de las recomendaciones con las que se busca consignar las circunstancias excepcionales en que el médico puede interrumpir el embarazo si está en riesgo ostensible la vida de la mujer. No hay lugar para suponer que se pretende la despenalización absoluta del aborto, e insistir en la objeción al jefe del Estado en base a ese criterio es colocarse diametralmente en contra de los derechos de la mujer, incluyendo el de la vida.

El respeto al derecho a la vida no se contrae exclusivamente a la salvación de la criatura en el vientre de la madre, pues igualmente es mandatorio luchar también por preservar la supervivencia de la madre. Por eso, el brevísimo Artículo 37 de la Constitución es preciso al plantear el respeto a la vida sin particularizar si la prioridad es la de la madre o la de la criatura que ella lleva en el vientre. Se refiere a la vida, indistintamente. En un embarazo cuya evolución pone en riesgo la vida, el médico está en el deber de esforzarse por salvar a ambos. Lo ideal sería que lo lograra. Sin embargo, en el caso extremo de que la vida de la madre esté severamente amenazada, no parece razonable ni lógico elegir salvar a la criatura y desconocer el mismo derecho en cuanto a la madre. Dogmatismo aparte, por supuesto.

UN TRÍPODE INTERESANTE

A partir del primero de enero de 2015, el alza del ITBIS hará subir de precios algunos artículos de consumo. Esto debilitará aún más el poder adquisitivo de la familia. Y en enero, también, el Comité Nacional de Salarios se reunirá para discutir el aumento del salario mínimo. Ante esa perspectiva, el presidente de la CNUS, Rafael -Pepe- Abreu, razona que sería prudente contrarrestar las alzas que provocará el ITBIS con un aumento general de salarios en los sectores público y privado, y reducir precios para transferir al consumidor parte del abaratamiento del petróleo.

Tomando como referencia los parámetros que cita Abreu, se crearía un interesante marco de discusión para destrabar las negociaciones en materia salarial. La verdad contundente es que los bajos salarios en nuestro país son una de las taras de la competitividad.