Realismo, ciencia y ficción

<p>Realismo, ciencia y ficción</p>

SERGIO SARITA VALDEZ
El siglo XVIII fue bautizado en Europa como el siglo de las luces debido a que en él predominó la corriente intelectual del liberalismo, hijo legítimo de la revolución industrial inglesa y de la revolución francesa. En esa época aconteció un hecho histórico de mucha relevancia para el mundo, nos referimos a la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Es innegable la influencia de la centuria que le precedió, ya que en siglo XVII se anidaron y cobraron vida las filosofías empírica y racionalista, acompañadas en el orden musical por el estilo barroco y en las otras artes por el neoclasicismo.

La era de la emancipación de los pueblos latinoamericanos correspondió al siglo XIX, momento cuando emergía la locomotora de vapor en el viejo continente, mientras que en los Estados Unidos nacía el teléfono y se comercializaba el fonógrafo. Francia ve caer en Waterloo a su legendario y mejor estratega militar, Napoleón Bonaparte. La patria francesa verá salir de su vientre fecundo a un genuino representante universal de la literatura basada en la mezcla de la ciencia con la fantasía. Hablamos de Julio Verne, quien naciera el 8 de febrero de 1828.

Verne fue pionero del género ciencia-ficción de la escritura latina y logró eternizarse a través de sus obras clásicas entre las que se destacan Viaje al centro de la tierra, De la tierra a la luna, Veinte mil leguas de viaje submarino, La vuelta al mundo en ochenta días y La isla misteriosa, además de un libro poco difundido por su carácter revolucionario, titulado Matías Sandorf publicado en 1885. Paradojas de la vida, lo que 150 años atrás era catalogado como pura fantasía se ha convertido ahora en una bella, gratificante y hermosa realidad.

Dando un salto gigantesco de cuatro generaciones posteriores a la sentida muerte de Julio Verne, acaecida en 1905 a consecuencia de una diabetes, aterrizamos en la ciudad de los vientos, Chicago, en donde un 23 de octubre de 1942 nace John Michael Crichton, mudándose a temprana edad a la ciudad de Nueva York. Este afamado escritor graduado de médico en la Universidad de Harvard, convirtiose luego en un excelente y altamente cotizado guionista y productor de cine. De acuerdo a la enciclopedia Wikipedia, Crichton ha vendido más de cien millones de copias de sus libros, amén de que estos han sido traducidos en más de 30 idiomas. Entre sus novelas que gozan de mayor difusión tenemos Parque jurasico, Congo, El mundo perdido, Estado de miedo y Punto crítico. Su más reciente aporte dentro de esa categoría literaria salió a la luz pública en noviembre de 2006 bajo el título en inglés de Next.

No se trata de una novela cualquiera, ni siquiera de un simple libro apto para matar el aburrimiento, ni tampoco es ella el sencillo resultado de la rica imaginación del autor. Este reflexivo trabajo novelado es un análisis crítico de algo que el mundo de hoy está viviendo. Nos referimos a la nueva era de la genómica. Desde un punto de vista ético, moral y decididamente humano se plantea el conflicto actual de si es correcto o no el que alguien se apodere de los tejidos de otra persona sin el debido consentimiento, para luego obtener pingües beneficios financieros sin que remotamente el donante sea enterado de que parte de su estructura orgánica la han usurpado a espaldas suya y convertida en vulgar mercancía para enriquecer a particulares.

De un modo similar la obra cuestiona de si es ética la privatización de los genes con fines pecuniarios y si es moralmente permisible la apropiación de una parte del cuerpo humano a favor de terceros o de un consorcio monopolizador. John ofrece al final de la novela unas citas bibliográficas de inmenso valor para los individuos que deseen profundizar en la temática del patentado del genoma humano y la bioética. La clonación en humanos, los trasplantes genéticos, el análisis y la detección temprana de taras heredadas, la evolución genómica del Homo sapiens, la similitud en la secuencia de genes entre el hombre y el chimpancé con diferencias en tan solo 400 genes son temas tratados con una profesionalidad estupenda.

Es difícil establecer la marca de la raya donde termina la ciencia y comienza la ficción en esta novela. Al lector le asalta la preocupación acerca del buen o mal uso que los investigadores científicos puedan hacer del conocimiento detallado y potencial manipulación de la ya descifrada secuencia de la molécula de la vida, el ácido deoxiribonucleico.

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