LONDRES, (AP).- Faltando menos de un mes para la boda real, una escena del musical “Mi bella dama” se desarrolla en un lujoso hotel londinense: sesiones de entrenamiento para aspirantes a princesas.  

Las pequeñas aspirantes que acudieron el sábado aprendían a caminar erguidas, manejar correctamente el tenedor y cómo comportarse en presencia de la reina.

Sin importar que difícilmente alguna de ellas estará cerca de la realeza el 29 de abril, cuando el príncipe Guillermo se case con Kate Middleton.  

Pero si se da la ocasión, sabrán qué hacer.   La clase intensiva sobre conducta incluye caminar con un libro sobre la cabeza y aprender el elegante arte de la cortesía, algo parecido a cómo le enseñan a Audrey Hepburn a perder su acento y modales ordinarios en la clásica película de 1964.  

Jerramy Fine, la fundadora estadounidense de Princess Prep, dice que ofrece la clase gratuita de un día como introducción a tres cursos de una semana cada uno para niñas de ocho a 11 años.

El curso, que cuesta más de 4.000 dólares, enseña a las niñas acerca de princesas modernas e históricas, historia real, modales telefónicos, cómo responder a los cumplidos y cómo hacer una reverencia.  

Las niñas también realizan trabajo voluntario en obras de caridad, siempre atendidas por un mayordomo.  

Fine, de 33 años, quien vive en Londres con su esposo plebeyo, dijo que sus padres, “que eran hippies, están horrorizados”.  

Muchas chicas y jóvenes estadounidenses gastan pequeñas fortunas cada año para la “temporada” europea, que comienza en la primavera boreal e incluye, entre otros eventos cruciales, Wimbledon, Henley y Royal Ascot: competencias de tenis, remo e hípica que atraen a la aristocracia británica desde el siglo XVII.  

Las adolescentes también compiten por las codiciadas invitaciones al baile de gala del Crillon en París, en busca de la última moda en alta costura y, ¿por qué no?, un aristócrata con quien casarse.  

Fine dice que su obsesión con la realeza comenzó con un amor adolescente por Peter Phillips, el nieto mayor de la reina Isabel II. Pero dice que el objetivo de su curso no es enseñar a las niñas a atrapar a un príncipe, sino a comportarse como damas cuando sean grandes.