Tras dominar a placer al francés Richard Gasquet, el suizo Roger Federer selló el triunfo 6-4, 6-2, 6-2 durmiendo suavemente la pelota al otro lado de la red para darle a su país la primera Copa Davis de su historia.

La conquista de la «ensaladera de plata» fue un triunfo especial para Federer como demostraron sus lágrimas tras finalizar el partido.

Lo hizo por su país, Suiza, pero también porque era consciente que tal vez estaba ante su última oportunidad de agregar a su laureado palmarés uno de los títulos más difícil de conseguir para un tenista, un trofeo en el que prevalece el trabajo en equipo en un deporte predominantemente individual.

Gracias al triunfo en Lille, Federer, y sobre todo sus seguidores, tendrán un nuevo argumento para calificar al tenista suizo como el mejor jugador de todos los tiempos.

Sus números están allí: 17 títulos de Grand Slam, 23 títulos de maestros, 82 en su carrera, una medalla olímpica en dobles, más de US$80 millones de dólares en ganancias y ahora una Copa Davis.

Leyenda viviente

El debate sobre quién es el mejor jugador de tenis de la historia puede que nunca se acabe y que nunca exista una respuesta definitiva.

Pero está claro que ahora nadie podrá decir que Federer nunca ganó una «ensaladera de plata».

Ya lo habían hecho jugadores contemporáneos a él como el español Rafael Nadal (4 veces), el estadounidense Pete Sampras (4) o el serbio Novak Djokovic (quien la logró en 2010).

Y también los otros tenistas con lo que se suele comparar a Federer cuando se busca al mejor de todos los tiempo, el australiano Rod Laver y el sueco Björn Borg.