Perder a un familiar, romper con una relación amorosa, de amistad, sufrir un accidente o una incapacidad, es un duelo que siempre afecta al ser humano. A éste hay que saberlo enfrentar y soltar las amarras que nos atan a él para sanar las heridas y poder volver a vivir libremente.
El ser humano generalmente guarda viejos duelos no realizados, los cuales va acumulando a lo largo de su vida. Estos pueden ser tanto por la desaparición de un ser querido, así como por el rompimiento de una relación de pareja, con un amigo, o tal vez porque se encuentra fuera de su patria.
Las psicólogas Anne Ancelin Schützenberger y Evelyne Bissone Jeufroy, francesa y argentina, respectivamente, opinan que tanto las enfermedades orgánicas graves que ponen en peligro la vida, como las enfermedades psicosomáticas o la depresión, casi siempre están vinculadas a un trabajo de duelo no realizado que atormenta tanto a la persona como a sus descendientes.
En su libro Salir del Duelo: Superar el dolor y reaprender a vivir las profesionales de la conducta precisan que el proceso de duelo no solo está ligado a la pérdida de seres humano, sino también a objetos, cosas y animales, tales como una casa, un país, un rosal familiar traído de otra lugar, un perro, un gato, un caballo, un juguete…
Cualquier objeto al que uno le tenga especial afecto por ser un recuerdo personal, familiar o cultural, y el que es valioso para nosotros aunque carezca de valor monetario, se produce un duelo, indican.
Rumiar las pérdidas y resistirse a hacer un proceso consciente de duelo, aseguran las autoras de este libro, hace a las personas frágiles y les impide vivir.
Herramientas para el proceso de salir del duelo. Las expertas indican que no hay que lamentarse, sino que lo que hay que hacer es buscar la ocasión precisa para decir adiós, tanto a lo bueno como a lo malo sucedido en la relación amorosa o con el difunto. Hay que hacer una simbología de despedida y separación, lo que según indican las profesionales de la conducta se puede hacer por sí mismo o vía una guía de terapia.
Protagonistas
Anne Ancelin Schützenberger
Psicóloga
Escritora
Destacado. Tiene una licenciatura en Derecho y doctorado en Psicología. Es autora del libro ¡Ay, mis ancestros! Se especializó en los Estados Unidos en Psicología social y dinámica de grupo. Su formación abarca también el psicoanálisis, la terapia breve, el psicodrama y la comunicación no verbal. Es co fundadora de la Asociación Internacional de Psicoterapia de Grupo.
Evelyne Bissone Jeufroy
Psicóloga infantil
Estudió Historia del Arte
Destacado. Es psicóloga, y parte de su vida y estudios los ha realizado en Francia.
Tiene una formación en psicología e historia del arte de Nueva York y participó durante cinco años en los seminarios de la reconocida psicóloga infantil Francoise Dolto. Se desempeñó también como psicóloga en el área de selección de personal en el IBM de Francia.