El viejo orden económico, que se inició en la post guerra y finalizó con la caída del bloque soviético en el 1989 para ser sustituido por un nuevo orden, que trajo un gran crecimiento del 1992 al 2007, compuesto fundamentalmente por:

– La economía norteamericana.

– La emergencia de la economía en la Zona Euro.

– La primavera árabe.

– El crecimiento extraordinario en la economía china.

ECONOMÍA NORTEAMERICANA.

La economía norteamericana, a pesar del masivo estímulo fiscal en el 2008 y 2009 de 8,000 millones de dólares y las masivas emisiones inorgánicas de 1.3 billones de dólares que fueron utilizados para enfrentar el colapso bancario, continúa mostrando un crecimiento atípico y débil. Luego de una fuerte recesión el crecimiento durante el próximo año es normalmente de un 6% a 8%, mientras que en el 2010 fue de solo tres por ciento y de 1.5 por ciento para el 2011 y 2012, causando lo que se llama “crecimiento recesionario”.

Este “crecimiento recesionario”, por su debilidad, no crea empleo ni aumenta el consumo privado. Esto demanda una mezcla de reducción de la deuda y, a la vez, aumento de la inversión pública. Desafortunadamente, el sistema político norteamericano está paralizado por una extrema derecha empecinada en la derrota de Obama en el 2012, aunque sus acciones contribuyan a un mayor deterioro de la economía y de la vida social norteamericana.

ECONOMÍA DE LA ZONA EURO

La crisis económica de la Euro Zona es la más explosiva. De 1998 al 2008, los países de la periferia -Grecia, Irlanda y Portugal- se endeudaron masivamente para aumentar los gastos públicos y sociales, creando grandes déficits y un masivo deterioro en la competitividad. En adición se inició un proceso de deterioro en Italia y España que representa el 27% del PBI de la Euro Zona, debido al contagio y a la actitud ambivalente de los países del norte. Solo acciones contundentes, con una duplicación del Fondo de Estabilización la creación de los bonos euro, a los que ahora están opuestos Alemania, Francia, Austria, Holanda y Finlandia, pueden estabilizar los mercados y salvar el euro, lo que de no lograrse tendría consecuencias muy graves en una economía mundial donde todos los bancos están íntimamente interconectados.

PRIMAVERA ÁRABE

Ha cambiado drásticamente el equilibrio político en las últimas ocho décadas, caracterizada por autócratas con poderes absolutos que propiciaban, para mantenerse en el poder, conflictos entre las diferentes etnias religiosas y tribales, causando un extraordinario inmovilismo político y social. Esto contribuyó a:

– Una paz inestable con Israel.

– Los países petroleros mantuvieran relaciones excepcionales con el occidente, vendiéndoles petróleo barato, y

– La alienación y desapoderamiento de una juventud que constituye el 62 por ciento del mundo árabe.

La juventud, usando fecebook, etc. ha sacudido el mundo árabe con los siguientes resultados:

– El derrocamiento, hasta ahora, de cuatro autócratas árabes y movilización en la mayoría de los países.

– Los grandes países petroleros han aumentado, exponencialmente, sus gastos sociales y su ayuda a los países no petroleros árabes. Esto ha subido el costo fijo del petróleo de 50 dólares a 75 dólares el barril.

– Una relación árabe-israelí mucho más compleja y peligrosa.

LA ECONOMÍA CHINA

China tiene treinta años continuos crecimiento cerca del 10%, con un modelo caracterizado por una orientación desbordada hacia la exportación, un ahorro del 50% del PBI e inversiones fijas de la extraordinaria proyección del 37%. Eso lo condujo a tener casi el 35%, -3.3 billones de dólares de las reservas del mundo. China tiene que hacer cambios rápidos en su modelo para poder compensar la inhabilidad de Europa y Estados Unidos  de continuar comprando crecientes montos de exportaciones chinas. Estos se manifiestan en:

– Un aumento rápido en la capacidad ociosa de la industria china.

– Por sus grandes presiones inflacionarias, como consecuencia del abrupto crecimiento en la demanda de bienes básicos -petróleo, comidas y metales-, contribuyendo a mantener muy altos los precios de esos productos.

Recomponer este rompecabezas, en una época como la actual, caracterizada por un liderazgo político mundial tímido, disperso e ineficaz, constituye uno de los más grandes desafíos de la historia de la economía mundial.