PUERTO PRINCIPE.- El primer ministro haitiano, Yvon Neptune, declaró ayer el estado de emergencia, mientras los insurgentes haitianos liderados por Guy Philippe aceptaron ayer deponer las armas.
La violencia persiste en Haití tras la renuncia y exilio del ex presidente Jean Bertrand Aristide.
«Para restaurar la calma fue decretado el estado de emergencia en todo el territorio», dijo Neptune en conferencia de prensa.
Los insurgentes dirigidos por Philippe aceptaron ayer deponer las armas bajo la presión de Estados Unidos, mientras que continuaban llegando contingentes militares extranjeros a Haití.
«Hemos recibido también la garantía de que la democracia será puesta en marcha en Haití» y que el orden «será garantizado», declaró Philippe, jefe militar de los insurgentes.
«Nuestro objetivo primordial fue alcanzado, es decir, la partida de Jean Bertrand Aristide del poder», dijo.
Poco antes, Estados Unidos había aumentado la presión y le hizo llegar el mensaje a través de un coronel de los Marines de que abandone toda ambición de controlar el país o desempeñar un papel en el futuro político haitiano, según una fuente diplomática.
Philippe, quien contribuyó en forma decisiva a la partida de Aristide al tomar bajo su control gran parte del país, dispone actualmente de unos 350 hombres armados en Puerto Príncipe.
El martes, los insurgentes rechazaron deponer las armas en tanto los quimeras pro Aristide, sigan activos en algunos barrios de Puerto Príncipe.
«Es necesario que Guy Philippe sea nombrado comandante en jefe de las fuerzas armadas haitianas», había dicho a la AFP Winter Etienne, responsable político del Frente de Resistencia Nacional.
En los suburbios del sudoeste y este de la capital haitiana, los intercambios de disparos de fusil entre quimeras y decenas de miembros de la policía haitiana, causaron por lo menos tres muertos ayer, dijeron testigos.
Estados Unidos efectuó una nueva demostración de fuerza al posicionar siete vehículos blindados por la mañana sobre el césped que rodea el palacio nacional en Puerto Príncipe, sede de la presidencia haitiana. Dos vehículos Humvee también podían verse detrás de las rejas del palacio con sus armas apuntando hacia la calle.
Otros vehículos fueron apostados cerca de las oficinas del primer ministro, Yvon Neptune, un allegado a Aristide que permanece en Haití. El martes los insurgentes habían afirmado que lo arrestarían para juzgarlo.
Durante la tarde estaba previsto que llegaran al Palacio Nacional de fuerzas franco-estadounidenses, en un intento por demostrar las buenas relaciones bilaterales, luego de que el domingo el embajador francés en Haití, Thierry Burkard, indicó su «falta de participación en la fase final» de las discusiones que condujeron a la huida de Aristide en un avión estadounidense.
Un grupo de gendarmes franceses llegó al aeropuerto de Puerto Príncipe, llevando a 250 efectivos.
Se aguardaba además cerca de 110 militares del 3º Regimiento extranjero de Infantería pertenecientes a la base de Cayenne, en Guyana. En total 800 soldados franceses fueron movilizados hacia Haití, según el Ejército francés.
Otros 134 soldados chilenos eran esperados la noche de ayer y su arribo será reforzado por un grupo de 180 infantes y efectivos de logística.
El aeropuerto fue reabierto a los vuelos civiles y un avión de ayuda humanitaria aterrizó por primera vez desde hace semanas.
En el plano político, entidades de la sociedad civil haitiana anunciaron la designación de representantes para la conformación de un futuro Consejo cuya creación está prevista en el plan internacional para superar la crisis en Haití.
Una vez conformado, este Consejo que representará la diversidad de la sociedad, deberá designar a un nuevo primer ministro.
El ex presidente Aristide se encontraba aún en República Centroafricana donde se le pidió reserva, mientras que Sudáfrica parecía cada vez menos proclive a acordarle el asilo.