Recesión económica y desempleo, una realidad que empeora

Recesión económica y desempleo, una realidad que empeora

POR ARTURO MARTÍNEZ M.
El problema de la economía dominicana en la actualidad, y que debe ser atacado con una política monetaria y fiscal diferente, es el estancamiento de la producción industrial, comercial, de servicios, y en otros sectores, tanto de las grandes como de las medianas y pequeñas empresas, debido a la reducción del crédito bancario en más de treinta mil millones de pesos, recursos que están depositados en el Banco Central, al bajo nivel de consumo público y privado, y porque se ha fijado una tasa de cambio alrededor de RD$29 por un dólar, la cual evidentemente tiene apreciado el peso en más de cuarenta por ciento.

Es probable que los modelos del FMI, Banco Mundial y del BID usados para simular la economía, estén reportándo mejoras en algunas cuentas, principalmente para el mediano plazo, pero no hay que exagerar con resultados que son teóricos y académicos, se sabe que dependen de lo que el economista le diga que será el comportamiento de algunas variables exógenas y del valor de los parámetros. En el mundo real ya nadie se deja sorprender con resultados teóricos, muy útiles para el análisis de la política económica, y nada más. Las autoridades monetarias cometerían un grave error si se dejan trazar el norte de su política monetaria exclusivamente por resultados ó proyecciones de los modelos, y sin considerar lo que le dicen a grito los mercados financiero, cambiario y real de la economía.

No deben equivocarse pensando, como lo evidencian algunos escritos, que las proyecciones son aportes del más allá, irrebatibles, a las que se les debe fe ciega, porque incurrirían en un exceso de entusiasmo,  de ingenuidad profesional, y hasta de falta de maduréz. La preocupación es porque se destaca la tendencia a asegurar de manera absoluta, y apoyándose en los resultados de los modelos, que en el mediano plazo la deuda total del sector público, incluyendo la del Banco Central, con relación al PIB, se reducirá, porque la deuda crecerá a un ritmo inferior al del producto, y como consecuencia, los ingresos del sector público serán suficientes para el servicio de la deuda consolidada. Y que con relación al Banco Central, su deuda por certificados de inversión, en relación a los ingresos de la entidad, se reducirá con el tiempo. El consumidor y el inversionista, que sienten y ven que las cosas no caminan bien, no reciben con credibilidad semejante afirmación, el agente económico sabe que el estancamiento económco se debe a la incertidumbre que rodea la efectividad de las políticas monetaria y fiscal que se aplican, incorrectamente orientadas ambas en la misma dirección, profundamente restrictiva por lo menos la monetaria.

 Si no existiera incertidumbre alrededor de lo que hacen las autoridades monetarias, no estaría aumentando la brecha que separa el producto actual de todos los sectores de la economía, y el potencial, el que podría ser de contarse con un crédito bancario, y si las autoridades monetarias se hubiesen limitado a recoger sólo el excedente monetario. La brecha no se revierte con estimaciones modelísticas, sin importar que sean de los organismos internacionales, pero tampoco con decir que yo soy bueno y el resto el no, es con realidad, con cambio de políticas, porque el desplazamiento del sector privado del crédito bancario es una realidad que no se puede ocultar. Se debe a errores de las autoridades monetarias, cuando aceptaron aplicar de manera arbitraria normas prudenciales, que ni siquiera países como Chile y México han podido hacerlo en el corto plazo, pero también cuando permitieron que el sector público lo desplazara. Se debe recordar que el sector público tiene programado aumentar su endeudamiento interno, vía el Banco de Reservas y la banca comercial, en más de veinticinco mil millones de pesos al finalizar el año. Son realidades que generan incertidumbre, y que los modelos académicos no pueden captar ni con variables ficticias.

El inversionista y el consumidor no pueden sentirse tranquilos, observan que el Banco Central mantiene un ritmo de endeudamiento que nadie, absolutamente nadie, está en condiciones de asegurar que en el mediano plazo la entidad podrá responder sin que explote el tipo de cambio y la inflación. No hay manera de asegurar que los ingresos de la entidad serán suficientes cumplir con los pagos en el mediano plazo, es ingenuo creer, sólo  porque modelos forzados así lo indican, que la tendencia de la relación entre endeudamiento e ingresos de la entidad será decreciente con el tiempo. 

Cómo se puede garantizar solvencia, si los certificados de inversión crecen de manera desprorpocionada, mientras el producto nacional se mantiene estancado, y sin vislumbrarse variaciones para el futuro? Asegurar categóricamente que habrá solvencia suficiente, porque el gobierno ahora respalda al Banco Central, como si en el pasado no lo hiciera también, y porque los mercados creen en la política, es citar razones que nada tiene que ver con la solvencia. Se oculta que se debe a valores favorables adoptados para variables exógenas y coeficientes de los modelos, que se permite a nivel académico porque son aleatorios, pero que en el mundo real es otra cosa. Cuando un banco se endeuda indefinidamente, no hay forma de asegurar solvencia, esa es la realidad.    

La política monetaria del Banco Central no actúa en un ambiente de certeza, sino de incertidumbre, que aumenta cuando se lee que todo marcha bien, que la política monetaria es correcta, sin tomar en cuenta al consumidor y al inversionista. Lo que conviene en este momento es la sensatez, un comportamiento racional ante la incertidumbre, haciendo el mejor uso posible de la poca información que se tiene acerca del comportamiento de variables que sólo controla el agente económico con su diario accionar. Los mercados, la mayoría de las veces, responden de manera inesperada, porque la información disponible resulta insuficiente, así lo recoge la literatura económica, por lo que hay que tener cuidado y no creerse en serio de que actúan con eficiencias operativas. Las autoridades deben ayudar el buen funcionamiento de los mercados, cambiando de política cuando la circunstancia lo demanda, como por ejemplo lo que acontece ahora con la política monetaria, que se ha demostrado es inconsistente.

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