Recetar placebo es más común de lo que se cree

Recetar placebo es más común de lo que se cree

Placebo

Foto cortesia BBC Mundo.

BBC Mundo.  El doctor Jeremy Howick, de la Universidad de Oxford, y el profesor George Lewith, de la Universidad de Southampton lo venían sospechando. Sabían que estudios en Estados Unidos y Europa indicaban que la gran mayoría de los doctores lo hacían, y no se equivocaron.

El 97% de los médicos admitió haberle dado al menos una vez algún tipo de placebo a sus pacientes.

Según una encuesta hecha a 783 médicos del Reino Unido, el 97% admitió haberle dado al menos una vez algún tipo de placebo a sus pacientes.

De acuerdo con los especialistas, los placebos impuros son tratamientos no demostrados, como el uso de antibióticos cuando se sospecha de infección viral, o más comúnmente- exámenes físicos que no son esenciales y análisis de sangre realizados para calmar al paciente.

Mientras que los placebos «puros» son tratamientos como pastillas de azúcar o inyecciones salinas que no contienen ingredientes activos.

«Potencialmente, el placebo puede ayudar a la gente si se usa con ética. Pero también pueden generar costos si se usa inapropiadamente», le dijo a BBC Mundo Jeremy Howick, coautor de la investigación.

«Antes de determinar los costos y beneficios potenciales, necesitamos saber si los médicos lo usan y con cuanta frecuencia. Y pudimos ver que es muy común a pesar de que es considerado antiético».

Cuestión de ética.  BBC Mundo consultó a varios doctores sobre las implicaciones éticas de administrar placebo a los pacientes. Todos consideraron antiético su utilización.

El médico de cabecera en España Efrén Moncada rechaza completamente el uso de estas sustancias en principio inocuas.

«Tenemos que tomar en cuenta el principio de la beneficencia, que con los placebos se pone en duda. Teóricamente nosotros debemos dar el mejor tratamiento posible en pro del paciente», agrega.

Howick aclara que él no considera antiético utilizar placebo, siempre y cuando no se mienta al paciente.

«En algunos casos, administrar placebo involucra engañar al paciente, como cuando el doctor le dice que le está dando un medicamento y en vez le suministra una solución salina. Pero en otros casos es cuestión de ofrecer sugerencias positivas», explicó el experto.

El profesor Ted Kaptchuk, de la Universidad de Harvard, se ha especializado en los efectos del placebo.

En 2012 publicó un estudio que reveló mejoras en pacientes que se sometieron a este tratamiento inofensivo sabiendo de lo que se trataba, e informados de la posibilidad de una mejora.

Kaptchuk también realizó otros experimentos donde al suministrar placebo advertía de posibles «efectos secundarios» y, en consecuencia, los pacientes informaban de quejas y dolencias.

Una segunda opción. El profesor George Lewith, coautor del estudio actual, explicó que otros trabajos realizados por la Universidad de Southampton han demostrado que los placebos «pueden ayudar a mucha gente y ser efectivos mucho tiempo después de su administración. El efecto placebo funciona liberando los analgésicos naturales de nuestro cuerpo».

Si bien varios estudios han comprobado los beneficios del placebo, Jeremy Howick aclara que sería antiético tratar a un paciente con placebo cuando existe un tratamiento clínicamente comprobado.

No obstante, Howick justifica el tratamiento con placebo cuando el paciente ya ha probado otras opciones farmacológicas y éstas o bien no funcionan o tienen serios efectos secundarios. «En estos casos que sabemos que el placebo puede funcionar y lo damos en una forma ética, informando al paciente, podría ser beneficioso».

Ni siquiera en estos casos Moncada recomienda el uso de placebos. «Considero que el cerco es muy estrecho».

«Nosotros normalmente tenemos un plan A, un plan B y un plan C. Podemos usar diversos fármacos. Yo particularmente trabajo con medicina basada en evidencia, sobre todo a nivel farmacológico», agrega el médico.

«Lo que no veo normal es que se prescriba un placebo por patologías banales. Creo que es más importante un buen trabajo de educación y comunicación».

Consejo ambiguo. En el Reino Unido, el Consejo Medico General GMC por sus siglas en inglés es ambiguo respecto al uso de placebo. No lo discute explícitamente y tampoco lo prohíbe.

El GMC lo que tiene es una recomendación para que los doctores sean siempre honestos con sus pacientes y le expliquen qué es lo que están recetando. Al mismo tiempo aconseja responder las preguntas del paciente honesta y completamente.

«El GMC mantiene silencio respecto a placebos», declara Howick. «Deja claro que los doctores ‘no deben retener información’ de los pacientes. Debido a que algunas formas de utilización de placebo podría involucrar la sugerencia de que el placebo es un tratamiento ‘real’, con frecuencia los médicos interpretan la visión del GMC como una prohibición de los placebos».

La actitud ética respecto al uso de placebo varía mucho entre los doctores. El estudio de Howick y Lewith indica que el 66% considera que el placebo puro es éticamente aceptado bajo ciertas circunstancias.

Los placebos impuros tienen más aceptación, pues el 84% de los doctores lo consideraron aceptable. «En mi opinión, el estigma que acompaña al uso del placebo es irracional, y se deberían hacer más investigaciones para desarrollar placebos éticos y rentables», señaló Lewith.

Sin embargo, más del 90% de los médicos rechazó su uso si ello daña la confianza medico-paciente y más del 80% se mostró en contra de su uso si ello implica engañar al paciente.

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