CARACAS (EFE).- El vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, repudió ayer que la jerarquía católica del país insista en ser un actor político activo, y opinó que por ello el «infierno» debe estar asegurado para algunos cardenales venezolanos.

   Rangel opinó que «no hay derecho» a que jerarcas católicos como el cardenal Rosario Castillo haya dicho que el gobernante del país, Hugo Chávez, compró el voto de la «gente pobre» para que lo ratificaran en el cargo en el referendo revocatorio de este domingo.

   «Un cardenal que diga que nosotros le dimos 70 dólares a la gente que votó por el »NO». Que un cardenal diga semejante mentira, no hay derecho. Si hay infierno, seguro que va (el cardenal Castillo) para el infierno», declaró Rangel a los periodistas.

   Agregó que la afirmación del clérigo constituye «una inmensa humillación a los pobres», e hizo «como católico» que es, «un reclamo a los dirigentes de la Iglesia Católica» por ese tipo de actuaciones.

   La prensa local publicó hoy martes que el cardenal Castillo afirmó que el Gobierno le dio «a la gente pobre el equivalente de 50 a 60 dólares si votaban por el NO», la opción oficialista en el referendo, que ganó Chávez con un 58,25 por ciento de los votos.

   La directiva de la coalición opositora Coordinadora Democrática (CD) no ha aceptado el triunfo de Chávez en el referendo, que fue avalado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Centro Carter (CC), y ha prometido pruebas «irrefutables y contundentes del gigantesco fraude» electoral.

   La jerarquía católica de Venezuela y el presidente Chávez mantienen un agrio enfrentamiento desde 1998, cuando el actual gobernante era candidato.

   El tono de las críticas mutuas es duro, en especial tras el golpe de Estado que en abril de 2002 derrocó a Chávez por 48 horas.

   En aquel momento, el ya fallecido cardenal Ignacio Velasco, arzobispo de Caracas, avaló con su firma el decreto del presidente de facto, Pedro Carmona, que abolió las instituciones democráticas del país. EFE