Rechazan cambiar  nombre a la tradicional calle Danae

Rechazan cambiar  nombre a la tradicional calle Danae

POR ÁNGELA PEÑA
El presidente y el vicepresidente de la Academia Dominicana de la Historia consideraron que significaría una grosera manifestación de mal agradecimiento para el Gobierno Británico, y fortalecería un funesto precedente, cambiar el nombre a la calle “Danae” por el de “Paseo de los Notarios”, como pretenden los miembros del Colegio Dominicano de Notarios cuyo local nacional se encuentra en esa vía.

José Chez Checo y Emilio Cordero Michel hicieron la declaración en una extensa correspondencia enviada a Luis R. Vilchez Marranzini, quien preside ese gremio, alegando, además,  que de permitirse la sustitución, “otras asociaciones podrían solicitar y lograr que las calles en que estén ubicadas sus sedes fueran designadas como “Paseos” al cumplir aniversarios de fundación o por otros motivos”.

Se refirieron también a la decisión lamentable del Ayuntamiento del Distrito Nacional que, según ellos,  sentó un grave antecedente al modificar el blasón colonial del siglo XVI, de la ciudad, “por la voluntad del actual síndico, contra la oposición de intelectuales y de esta Academia”.

 Igualmente deploraron el caso de la Asociación Médica Dominicana que eliminó el nombre de Lord Palmerston, antes recordado por la vía donde está el edificio que agrupa a los galenos. Sus integrantes cambiaron la denominación por la de “Paseo de los Médicos”.

“Quienes propiciaron ese desaguisado desconocen quien fue Lord Henry Temple, Vizconde de Palmerston, y el importante rol que desempeñó en los primeros años de nuestra historia republicana. Era nada más y nada menos que el Canciller y luego Primer Ministro de la Gran Bretaña que, por las recomendaciones del famoso cónsul y defensor del pueblo dominicano, Sir Robert Schumburgk, hizo posible que de 1850 a 1855 pudiera mantenerse una tregua con el emperador haitiano Faustin Soulouque; suspensión de hostilidades bélicas que permitió al Gobierno Dominicano reforzar, rearmar y perfeccionar el entrenamiento de las tropas y milicianos que, al expirar la tregua en diciembre de 1855, y Soulouque inmediatamente invadir el país, lo derrotaron vergonzosa y definitivamente en Santomé, Sabana Mula y Sabana Larga”, explicaron.

Manifestaron que para que no se repita un caso semejante al de la calle Lord Palmerston, y puesto que los directivos del Colegio Dominicano de Notarios “dan por muy válidas las opiniones favorables al cambio de nombre que les dieron altos miembros de la judicatura nacional y personalidades del campo del Derecho que consultaron”,  anexaban a su exposición documentos que avalan su posición al respecto.

Chez Checo y Emilio Cordero Michel aluden a una referencia al Presidente de la Suprema Corte de Justicia que revela Vilchez Marranzini, en la que expresa: “En consulta igual al doctor Jorge Subero Isa, nos mostró su acuerdo, ya que nuestro colegio profesional es el encargado de velar por la seguridad jurídica del país y en la misma calle nuestro Alto Tribunal tiene instaladas oficinas” y existen varios bufetes de abogados.

 “Además, agrega, de que el origen del nombre no pertenece a ningún prócer nacional”.

Añadió el dirigente de los notarios que de la misma manera se han pronunciado a favor de la modificación del nombre “los doctores Manuel Bergés Chupani, Wilson Gómez Ramírez y otras personalidades”.

La carta de Luis R. Vilchez Marranzini, del 29 de marzo de 2006, juzga propicia la ocasión para conocer la opinión de la Academia Dominicana de la Historia en cuento a la sustitución del nombre a la calle “Danae” “mediante  Resolución aprobada por el Consejo de Regidores del Ayuntamiento del Distrito Nacional, como una forma de honrar esta prestigiosa institución moral de carácter público, en la conmemoración (el 3 de junio) de sus 40 años de fundada, igual como ha acontecido con otros reconocidos profesionales”. 

“Debe respetarse”

Los directivos de la Academia Dominicana de la Historia opinaron que la modificación solicitada no es conveniente. “Debe respetarse el nombre del crucero inglés HMS Danae por el que el Ayuntamiento de Santo Domingo le dio su nombre, a finales del año 1934, a esa calle, en agradecimiento por la ayuda que le ofreció a los habitantes de la ciudad damnificados por el ciclón San Zenón que el 3 de septiembre de 1930 causó miles de víctimas (4,500 muertos y más de 20,000 heridos), así como daños materiales estimados en US$15 millones de dólares de la época al destruirla casi totalmente”.

Agregan que desde que Su Majestad Británica se enteró del desastre dispuso que el crucero HMS Danae, bajo el mando del capitán E. R. Bent, saliera del puerto de Halifax y en tres días hizo el viaje trasatlántico, imponiendo un record naval de velocidad, y fue el primer buque que trajo ayuda a la población de esta ciudad.

Su aporte, significaron Chez Checo y Cordero Michel, “no solamente consistió en medicinas, asistencia médica, alimentos, agua potable y vestimentas, sino que sus oficiales y tripulantes ayudaron de manera muy efectiva al rescate de cadáveres y heridos de entre los escombros, a trasladar los lesionados a los hospitales de campaña, a higienizar las calles, a restaurar el Puente Ozama –antiguo Ulises Heureaux, que era el único que existía sobre ese río y que permitía el tránsito entre la ciudad capital y la región oriental- y preparar vigas de hierro para reparar otros 200 puentes deteriorados o destruidos”.

 Complacer el deseo de los notarios, argumentaron, “significaría una grosera manifestación de mal agradecimiento para el Gobierno Británico, los oficiales y marinos del crucero HMS Danae que tanto hicieron por la población y la ciudad de Santo Domingo, mientras un gran país del hemisferio (uno de cuyos cuerpos militares y posteriormente algunos de sus prohombres han sido honrados con nombres de avenidas) poseedor de un enorme poder económico a nivel mundial, ofreció ayuda insignificante”.

De materializarse la transformación del nombre de la calle, observaron los historiadores, “bien podrían los directivos de una cualquiera de las tres Academias que ocupan la casona de la calle Mercedes 204, solicitar y lograr que esa vieja vía colonial fuera llamada “Paseo de las Academias”, que la Asociación de Abogados, cuya sede está en El Conde, pretendiera que fuera designada “Paseo de los Abogados”, que el Colegio Dominicano de Ingenieros y Arquitectos, con sede en la calle Padre Billini, gestionara que se le llamara “Paseo de los Ingenieros y Arquitectos” y así podrían hacer las más de doscientas asociaciones de profesionales, comerciantes, industriales, empresarios, trabajadores, religiosos, banqueros, agricultores, ganaderos, transportistas, deportistas, etc… que hay en esta ciudad”, comunicaron.

“El deshonor y la complicidad”

José Chez Checo y Emilio Cordero Michel declararon que la Academia Dominicana de la Historia considera que no deben ser alterados “los nombres de las calles que reconocen verdaderos valores de hombres, mujeres y hechos o acontecimientos de nuestra historia y que si se deseara designar una vía pública con el nombre de Colegio Dominicano de Notarios o de otra institución de esa naturaleza, que se escoja a una de las que están identificadas con números o tienen nombres de personas detestables y manchadas con el deshonor y la complicidad en hechos luctuosos del pasado reciente, que abundan en los barrios” de la capital.

“Por todo ello, concluyeron, la Academia Dominicana de la Historia considera que existen sobradas razones históricas para que la calle Crucero Danae conserve ese nombre, y rechaza toda pretensión de cambiarla por otro”.

Danae fue un navío de guerra británico, entre 1918 y 1948. El 4 de octubre de 1944, se le renombró «Conrad» y pasó a la flota de Polonia, donde sirvió en el Décimo Escuadrón de cruceros de la flota naval polaca. El 28 de septiembre de 1946, recuperó su antiguo nombre de Danae. Fue desmantelado el 22 de enero de 1948 y desguazado el 27 de marzo de ese mismo año.

 La calle Danae está comprendida entre la “Santiago” y la “avenida Independencia”.

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