BRASILIA (AFP).- La posible convocatoria de una Asamblea Constituyente en Brasil, apoyada por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva para hacer una reforma política en el actual contexto de escándalos de corrupción, fue rechazada por sus rivales en las elecciones de octubre. No tiene ni pies ni cabeza, reaccionó el socialdemócrata Geraldo Alckmin, principal rival de Lula.
Alckmin consideró que Lula debería haber aprobado la reforma política en la presente legislatura, pero que en vez de eso creó el mensalao, como se conoce popularmente al escándalo de la contabilidad ilegal del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), acusado de pagar sobornos a diputados.
Convocar una Constituyente para votar la reforma política es insustentable; el Congreso tiene la obligación de aprobar esa reforma, dijo la candidata izquierdista Heloisa Helena a la prensa.
Lula afirmó el miércoles que considera con mucha simpatía la convocatoria de una Constituyente y que tiene dudas de que el Congreso consiga aprobar una reforma política que satisfaga los anhelos de la sociedad. El tema debería comenzar a ser debatido tras las elecciones de octubre, dijo.
Este jueves, Lula insistió: Es necesario dar respetabilidad a la política brasileña y eso se produce a través de una reforma política.
La reforma política, que contemplaría la financiación pública de campañas y la imposibilidad de que los legisladores cambien de partido durante su mandato, es presentada como una manera de acabar con las causas de los escándalos de corrupción que el último año sacudieron a la política brasileña.
Actualmente, un centenar de parlamentarios de todo el espectro político (casi 20% del Congreso) está bajo sospecha de participar de un caso de corrupción en la compra de materiales sanitarios. El otro gran escándalo, que involucró las finanzas del partido de Lula, provocó en el último año la renuncia de los principales ministros y de los máximos dirigentes partidarios.
Ante esos escándalos y a las puertas de las elecciones de aquí a dos meses, oposición y oficialismo están proponiendo las más variadas medidas para limpiar su imagen.
El martes una comisión del Senado aprobó el fin de la reelección para los cargos de presidente, gobernador y alcalde, con lo que tal vez Lula sea el último presidente que pueda ser reelecto, si la medida es corroborada en plenario. Antes, el Congreso aprobó un drástico recorte de salarios extra y vacaciones de los legisladores, y la reducción al mínimo de la campaña electoral, con mayores controles.
La comentarista política Lucia Hippólito dijo a radio CBN que la propuesta de crear una Constituyente da la sensación de que Lula está intentando recuperar el voto de la clase media indignada con la corrupción.
Para su colega Merval Pereira, en cambio, la Constituyente es una buena idea para aprobar una reforma política, porque el Congreso no tiene la capacidad de consenso ni la credibilidad para ese tipo de reforma.
Dora Kramer, columnista de O Estado de Sao Paulo, calificó la idea de convocar una Constituyente hecho ficticio, que sería una divagación y una maniobra para desviar la atención de la opinión.
Dos países vecinos de Brasil aprobaron Asambleas Constituyentes: Venezuela, bajo Hugo Chávez, en 1999; y Bolivia, con Evo Morales, que la instalará el domingo próximo.
El último sondeo IBOPE otorga a Lula 44% de las intenciones de voto, lo que le daría una ajustada victoria en primera vuelta de las presidenciales, seguido de Alckmin, con 27%, y de Heloisa Helena, con 8%.