Reciclaje del PRD

<p>Reciclaje del PRD</p>

UBI RIVAS
El 20 de diciembre último, el ex-presidente Hipólito Mejía se reunió en una de sus dos casas campestres, esta vez en la de San Cristóbal, con un grupo de sus conmilitones, y ni corto ni perezoso, genio y figura hasta la sepultura, anunció la reactivación del Proyecto Político Hipólito mejor conocido como PPH.

No es cierto que Hipólito sea tan tonto como algunos pretenden para minimizarlo, porque de ser así, entonces habría que revisar algunos hechos en su rápido decursar político.

El primero de ellos es cómo llegó a ocupar la Presidencia de la República, el favor de los compañeritos de las bases, por sobre dirigentes con un luengo historial de labor en el PRD, como lo son Rafael Suberví Bonilla, Milagros Ortíz Bosch, José Rafael Abinader, Pedro Franco Badía, Hatuey Decamps y recientemente Miguel Vargas Maldonado, entre otros que han lucido en el ranking para optar la cúspide política.

También, cómo Hipólito concitó la preferencia del líder de los blancos y los negros ido a destiempo, el amado José Francisco Peña Gómez, ser humano de extraordinaria dimensión por su talento, ráfagas de orador de barricadas, bondad fehaciente y honradez a toda prueba que hasta falleció sin un peso y con una casita regalada, idéntico al ex-presidente Juan Bosch.

Finalmente, como Hipólito ha sobrevivido el sunami de la derrota electoral de 2004 y que la interacción del PRD se concentre a la vera de su vibrante personalidad, atrabiliaria, descompuesta, cierto, pero decisiva.

De manera que Hipólito no es político cualquiera, como se ha pretendido erróneamente encasillarlo por cierta gente que no consigue comprender que el quehacer político ajeno muchas veces supera sus preferencias calculadas.

O al revés.

Hipólito intenta reanimar, insuflar ínfulas de poder a su PPH interpretando de manera correcta el desempeño no tanto político, sino ya económico, en 28 meses de la segunda administración del presidente Leonel Fernández y lo que eso representa con perfil enfocado al 16 de mayo de 2008.

Fundamentado en el favoritismo, el prebendarismo vía las canongías que fluye de las mieles del poder, Hipólito sabe perfectamente que nadie le disputa la supremacía de conducir a horcajadas de su innato trepidar, a las huestes blanquecinas del PRD, hoy por hoy.

Es por eso que la prótesis suya en la persona del ingeniero Miguel Vargas Maldonado consigue el rol de puntero en cuantas encuestas se realicen, por encima de una jornada admirable de Milagros Ortíz Bosch, con el barraje de su talento, probidad y que en lo profundo del historial del PRP post-trujillista, inclusive pergeñó con su ilustre tío por afianzar su militancia con el PRD.

Hipólito, con la asesoría de su equipo económico consultor que lidera Arturo Martínez Moya, le muestra que el único logro económico del presidente Leonel Fernández en estos 28 meses ha consistido en mantener la prima del dólar apenas sobre el 30×1, pero a expensas de una restricción severa del circulante que dificulta con ribetes sombríos y trágicos, a más de seis millones de dominicanos que es el 60% pobre y a más de 2.0 millones que es el 22%. El equipo económico del PRD le demuestra a Hipólito algo que por demás, él, avezado, inteligente aunque no culto ni reflexivo, pero de manera elemental y empírica, y es que el condicionamiento de un certamen electoral lo deciden los comportamientos de la faltriquera y el estómago de los votantes.

No es, en consecuencia, otra, ni divorciada de la crepitante realidad, el hecho del almuerzo efectuado y celebrado en la dacha de Hipólito en San Cristóbal, anunciando la reactivación de su PPH que en cierta manera, es una interpretación de un posible reciclaje político del PRD hacia el poder antes de lo previsto por no pocos.

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