No sé qué cosa nos conmovió más, si el gran despliegue de talento y la creatividad de los tecno-artistas, o la admiración de gentes humildes, niños y padres, estacionados en actitud de asombro, fascinación y silencio, celular en mano, tomándose fotos junto a las obras. Se trata de la “Feria Recicla”, que tuvo lugar en la Galería 360, llamada así por su diseño circular, un centro comercial que se ha convertido en atracción de personas de todos los tipos y edades, que ofrece con frecuencia espectáculos y novedades tales como exposiciones artísticas, especialmente de tipo innovativo y que privilegian la creatividad.
Nuestro entusiasmo proviene del hecho de que el tema del reciclaje ha sido de nuestro interés durante muchos años. Si hay una cosa que los dominicanos y los tercermundistas tenemos la obligación de desarrollar es la industria del re-ciclaje, la de re-ducir, re-hacer, re-mozar, re-adaptar, re-staurar, re-vivir, re-novar. Desde que era profesor de sociología e investigación en la PUCMM, en Santiago, solía visitar talleres de artesanos con gran creatividad artística y tecnológica. Recuerdo un pequeño taller en La Yagüita de Pastor, que rehacía todo tipo de parrillas de automóviles. Las ponían nuevas, un trabajo que evitaba gastos excesivos al propietario y que su dinero se convirtiera en dólares para beneficiar a obreros japoneses. Lo mismo con las exitosas fábricas de parachoques y silenciadores en Moca. Hay o hubo una fábrica que reciclaba aceite de motor, una tecnología válida y confiable pero que no fue bien explicada a los dominicanos.
Todavía queda mucho por reciclar. No podemos permanecer buceando en basurales materiales para exportar, ni podemos permitir que la exportación siga incluyendo cables de electricidad y de puentes colgantes todavía en pleno uso, que implican un gran daño a la propiedad pública y privada. Hubo ladrones tan creativos que estuvieron a punto de robarse una torre de metal de alto voltaje para exportarla como material de segunda mano. Debemos ser más creativos que los ladrones. Aún las gomas que queman los revoltosos pronto encontrarán mercado para convertirlas en petróleo, una tecnología en fase experimental.
Los talleres de arte y reciclaje creativos deben ser fomentados en todas las escuelas y clubes, en todos los niveles; hacerse concursos, ferias, parques y museos de exhibición permanente, con premiaciones mensuales y anuales, patrocinados por empresas y gobierno. Es difícil imaginar algo más adecuado para desarrollar la imaginación creativa y la mentalidad empresarial que esos talleres y concursos. Recientemente el Instituto Politécnico Cardenal Sancha realizó su décima sexta exposición “Expo IPCAS 2015”, donde se expusieron trabajos de arte y tecnología, con la participación de más de mil estudiantes. Su objetivo ha sido el de fomentar el “emprendimiento” (entrepreneurship), la clave del desarrollo y de la riqueza. El evento tuvo cobertura de televisión, prensa e internet.
Nada mejor para animar a nuestra juventud que el mensaje implícito en esos tiestos y cucharas viejas, pedazos de cadenas y de amortiguadores, y abanicos viejos: “Con la ruina que nos rodea podemos producir belleza, negocios y mejores cosas”.