Algunos proponen romper con China y regresar a Taiwán aduciendo que hasta 2018, momento del rompimiento con la isla, llevaban 77 años de relaciones, o sea que existían desde 1941. ¿Cómo es posible, si en ese momento “Taiwán” no existía? Las relaciones eran con China.
Cuando la derrota de Chiang Kai-shek y su evacuación hasta Formosa, hoy Taiwán, siguió reclamando ser representante de China.
Primer gran error. Cuando Nixon y Kissinger aceptaron el principio de una sola China, el supuesto “representante de China” fue expulsado de la ONU empezando a alegar que habían “dos Chinas”, pero era tarde, todos empezaron a reconocer a Beijing como exponente real de China, incluyendo EEUU. Taipei, rechaza una solución negociada y va quedando sola; segundo gran error. Pretender revertir esa tendencia no es realista; solo un sueño tropical. Esperar lo inverso, una implosión en China, una sociedad próspera, no pasa de utopía.
Una cosa es asumir una posición ideológica criticando a China por el liderazgo del Partido Comunista y otra muy diferente cuestionar, de facto, su soberanía sobre Taiwán. Trump, ni en momento de ira se atrevería, ineludiblemente provocaría la guerra, por ley vigente en China, entre Beijing y Taipéi.
Mientras tuvimos vínculos con Taiwán, Beijing no se opuso al desarrollo comercial que fomentó el empresariado dominicano, se arropó de su tradicional inmensa paciencia para esperar que el país comprendiera que el futuro apuntaba hacia China continental.
Igualmente, es también algo muy diferente, romper ahora con Beijing y volver con Taiwán; sería interpretado como una agresión a sus derechos soberanos y las relaciones comerciales y de cooperación se interrumpirían, imposible sostenerlas con una nación “hostil”. China es el segundo suministrador de nuestros insumos importados –unos 2,500 millones de dólares- y nuestras exportaciones alcanzan más de 400 millones. Unos y otros multiplican por varias veces el flujo que se había alcanzado con Taiwán.
¿Qué opinarían los empresarios nacionales de perder esa contraparte económico-comercial? China es un socio sólidamente asentado en esta región y muchos países, a pesar de intensas relaciones con Beijing, siguen recibiendo colaboración y asistencia desde EEUU. Bueno saberlo, si es que eso es lo que angustia a algunos.
Dominicanos en Miami acaban de crear un grupo y declararon “inminente” que el Gobierno nacional anunciara el rompimiento de relaciones con China. Desconozco si en Florida se sabe más de política exterior que en Santo Domingo porque, hasta donde sé, el presidente Abinader, en reciente entrevista con CNN, afirmó que se desarrollarían las relaciones comerciales con Beijing y se recibirían inversiones “excepto en sectores estratégicos de seguridad nacional”, excepción lógica en cualquier nación.
Hace solo pocos días se efectuó una reunión virtual entre el grupo de trabajo de la vicepresidenta y científicos chinos sobre la evolución de la pandemia. No veo razón que justifique el rompimiento como no sea congraciarse con una administración aparentemente agonizante.
Buena relación con EEUU no puede conllevar deteriorar la imagen internacional como resultó de la reciente votación del Gobierno saliente, su último día, votando en el Consejo de Seguridad en soledad con EEUU para renovar sanciones contra Irán que ni los aliados apoyaron.