POR JUAN MARIA RAMIREZ
La reactivación de la Comisión Binacional entre Haití y la República Dominicana es fundamental para buscar soluciones a los graves problemas de la destrucción de los bosques y las fuentes de agua en la zona fronteriza.

Así lo consideraron ayer Max Puig, secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y Omar Ramírez, también funcionario de esa institución, en sus exposiciones en el «Segundo foro de desarrollo fronterizo» dedicado al tema del medio ambiente en esa parte de la isla, efectuado en la Universidad Iberoamericana (UNIBE).

Manifestaron que las acciones desmedidas contra  los recursos naturales en la frontera amenazan con destruir no solamente los bosques y las reservas de agua, sino la vida de los seres humanos en la isla.

En sus ponencias plantearon la necesidad de la creación de un «corredor ecológico» en la frontera para evitar la destrucción de los recursos naturales.

Puig advirtió que sin la cooperación de las autoridades haitianas es imposible detener la destrucción de los bosques y del agua en la frontera, y recordó que al menos 2,500,000 haitianos presionan del otro lado de la isla, por sobrevivir de la pobreza.

Sostuvo que la pobreza y la codicia son los enemigos más grandes del medio ambiente, por lo que condenó que miles de haitianos sean contratados por personas codiciosas de la República Dominicana para destruir los recursos naturales del país.

En el Foro, organizado por el grupo Ciudades y Frontera, el Centro de Investigación Económica para el Caribe (CIECA), La Agencia de Cooperación Técnica Alemana (GTZ) y UNIBE, Puig señaló que cada vez que las autoridades encuentran casos de tráfico de carbón están presentes haitianos subalternos y dominicanos contratantes. En tal sentido, el funcionario consideró que la respuesta es la creación de las condiciones adecuadas para que los humanos puedan desarrollar medios de vida adecuada y en el caso de los codiciosos que se aplique la ley sin contemplaciones.

Indicó que trabaja conjuntamente con las autoridades de medio ambiente de Haití con el objetivo de aplicar medidas conjuntas que detengan la destrucción de la vida en la frontera.

De su lado, Ramírez consideró que detener la degradación de los suelos es fundamental para el Gobierno, tras señalar que de ahí depende la base de la producción y la economía en la zona fronteriza. Recordó que la frontera es una zona altamente agrícola, por lo que la protección de la biodiversidad es fundamental para la preservar la vida en el área.

«Esta biodiversidad incluye a una especie en particular, los seres humanos, también amenazados por las acciones desmedidas por nosotros mismos», precisó Ramírez.

Subrayó la necesidad de la cooperación y la reactivación de la comisión binacional, con la finalidad de buscar soluciones en conjunto al problema de medio ambiente y preservación de los recursos naturales en la frontera.

Confía restablecer esa comisión, creada en la primera gestión del Gobierno de Leonel Fernández, sobre todo ahora que existen nuevas autoridades en la vecina nación de Haití.