Reclamo pendiente

Reclamo pendiente

Para expresar con claridad lo que es la situación del comercio en general, un dirigente del sector afirmó hace poco que ya no se resiste por más tiempo que el poder adquisitivo del ciudadano común continúe en el ínfimo nivel a que fue llevado por la depreciación del peso dominicano  en los años que pasaron.

Es decir, ya los principales reclamos no son, como hasta hace poco: que baje la tasa del dólar  y se estabilice; que se reduzcan los intereses bancarios; que no huyan los capitales.

En apreciable forma, esos aspectos de la economía  muestran ya un comportamiento favorable.

Pero el efecto que deberían causar en el mercado, con crecimientos del consumo y activación de inversiones ha estado por verse, en atención a que: los ingresos de los empleados públicos y privados y de los trabajadores, industriales, agrícolas y demás sectores no han sido llevados generalizadamente a una restitución importante de la capacidad para demandar más bienes y servicios.

 Recientemente, en un saludable marco de conciliación, representantes de los empleadores y de las centrales sindicales firmaron un acuerdo –homologado de inmediato por el Comité Nacional de Salarios mediante resolución- en virtud del cual el salario mínimo debe ser aumentado en 30%, disponiendo además  un alza de 25% para los otros  sueldos, hasta 20 mil pesos mensuales.

Sobrevino después la impugnación de asociaciones empresariales que congela  la aplicación de este medida, reconocida por amplios sectores como favorable no solo para quienes venden su fuerza de trabajo sino también para quienes necesitan que esa fuerza sea bien pagada y las ventas crezcan.

-II-

No hay seguridad de que la oposición a los aumentos salariales  encontrará a las autoridades en ánimo de acogerla en todas sus partes y propósitos.

Probablemente no, pues el vicepresidente de la República, doctor Rafael Alburquerque, prominente jurista del derecho laboral, artífice de importantes leyes y convenios de ese ámbito, ha defendido el pacto que ahora desautorizan los patronos.

El doctor Alburquerque propone una nueva negociación entre las partes, pero con el  único objetivo de hacer prevalecer lo firmado.

De no retornarse en breve a la palabra empeñada originalmente,  será más ostensible aún la falta de confianza en los mecanismos de concertación a los que una y otra vez se recurre en este país; y resultará más difícil  en el futuro inmediato establecer, con la aprobación de amplios sectores, un verdadero plan nacional de desarrollo en el que pagar mejores salarios sea solo un componente de la creación de sólidas bases para el crecimiento económico con justicia social.

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