Reclamos ponen contra la pared la enormidad del gasto público en RD

Reclamos ponen contra la pared la enormidad del gasto público en RD

A pesar de los reconocidos signos positivos del curso actual de la economía, los criterios de que la Administración Pública devora recursos con escaso sentido de los limites se acentúan con importantes liderazgos de la sociedad enfilados a preferir como medidas inmediatas: aplicar recortes por varios lados y fijar un rumbo claro para extender recaudaciones hacia ingresos altos y los patrimonios. Colocar esos correctivos en el horizonte allanaría camino a una reforma fiscal.

Habría que romper corozos con el tiempo en contra para ganar adhesiones a la posible elevación de tributos que comienza a hallar resistencia a todos los niveles, desde el constituido por contribuyentes de alta rentabilidad como los de bebidas alcohólicas ya sobregravadas, hasta las clases sociales media y baja y los consumidores en general, víctimas favoritas históricamente de la intensificación del cobro de impuestos.

El látigo de los cuestionamientos se concentra en que en los últimos tres años la nómina global del Estado y sus satélites habría crecido a un ritmo de 6.4% con una masa humana que ya llegaría a 800 mil personas en 30 instituciones estatales y paraestatales. Una información lograda extraoficialmente porque las fuentes oficiales se la ponen difícil a cada periodista que pretenda profundizar en el manejo de las finanzas públicas y en la tendencia, que algunos consideran desmesurada, a remunerar gente.

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Con una Tesorería de la Seguridad Social que en solo dos años (2021-2023) reportó el ingreso a su sistema de 40,855 nuevos servidores públicos en un país que rompería todos los récords en creación de municipios y con más provincias que China y hasta que Cuba, en cuyo territorio la República Dominicana cabría dos veces y medio. Con sedes municipales que habrían dado un intenso crecimiento a la burocracia dominicana. Entre los inventos que expanden las obligaciones de pago estarían el que la función de regidores pasó de honorífica a altamente gratificada y en la colocación en estatus de «funcionarios en «stand by» a los simples suplentes de organismos constitucionales importantes que reciben sueldos de categoría sin dar un golpe en lo que se mueren o mandan para sus casas a los titulares.

PRUEBAS AL CANTO?

Un oportuno informe del Centro Regional de Estrategias Económicas, CREES, indicó que tras analizar 18 países de América Latina, República Dominicana quedó entre los que más incurren (el tercero) en gastos legislativos. Una multitud de congresistas que solo es superada en tamaño por dos Estados de colosales geografías y dimensiones economías como Brasil y México. Como partida presupuestaria local para lo congresual resulta 80% mayor que el gasto promedio de la región latinoamericana. El dulzor de las mieles del Tesoro Nacional habría ejercido una seducción ilimitada en estos 48 mil kilómetros cuadrados.

Afloró en esta misma semana un paquetón de datos sobre la burocracia dominicana en el exterior que al periódico Diario Libre motivó a lanzar con principalía de titular la afirmación de que «La RD tiene un desorden de oficinas en el exterior de muy dudosa prioridad». La debilidad por tener “servidores” bien pagados que habría dominado al Estado todo el tiempo pasó a manifestarse con la creación de extensiones de organismos locales que no deberían ser llevados con tanto énfasis a ocupar lugares fuera.

Con el pretexto de brindar atención a la diáspora, al tiempo de extender la burocracia bajo criterios políticos, varias entidades públicas han inaugurados insólitas «sucursales» que duplican la presencia de entes oficiales allende los mares y en adición al personal diplomático propiamente dicho, que a su vez se ha multiplicado. República Dominicana paga en Nueva York más funcionarios consulares y de formal representación estatal que potencias mundiales y que México, origen de la más grande comunidad de inmigrantes latinoamericanos en la ciudad de los rascacielos.

Un pretencioso y costoso en impuestos «pedazo del Estado» dominicano mora en más de un sitio de Estados Unidos donde aparecen legaciones de la autónoma Seguridad Social criolla y de otros entes que a costa de los contribuyentes promueven causas locales demasiado disponibles en el exterior. Intrant, Pro-Consumidor y Supérate incluidos junto a una actividad permanente de la JCE que apenas logró interesar a un pequeño número de votantes criollos a sufragar el pasado 19 de mayo lo que solo ocurre una vez cada cuatro años. Interior y Policía pretende por allá parecerse a la INTERPOL exhibiendo sus logos en lugares que no proceden mientras aquí las patrullas son exiguas como admite el propio Gobierno. No hubo tiempo para mirar hacia Europa, uno de los continentes favoritos de los favorecidos por el poder.

CONSENSO DEL NO

Brillan en medios de prensa y en el ámbito digital las reacciones desfavorables a que se pretenda una reforma fiscal con propósitos de «garantizar la sostenibilidad de la economía» sin antes emprender una radical revisión al actual nivel de gastos corrientes y de algunas inversiones no prioritarias. Entre las voces en contra han estado representaciones de la alta jerarquía académica citados hace poco por el Listín Diario.

Richard Medina, coordinador de «Ciencias Económicas Sociales» de INTEC, reclamó que «el Gobierno debe ver el problema del subsidio eléctrico que ya va por los US$1,500 millones equivalentes a un 40% del déficit fiscal». En una reciente comparecencia de expertos convocados por el Listín se resaltó como imprescindible eliminar las distorsiones en el manejo de recursos públicos y aumentar la eficiencia y la equidad en la economía.

El notable crítico de los manejos financieros y exdirector de recaudaciones, Magín Díaz, consideró conveniente hace tres días recordarle al Gobierno una de las atendibles recomendaciones cuando se procura algún ajuste fiscal que sería: » lograr más productividad de la gestión pública, mayor transparencia, promoción de la equidad y desarrollo de la institucionalidad democrática».

Concretamente, el presidente-columnista del grupo Diario Libre, Aníbal de Castro, opinó que: «Todos estamos contestes en que el Gobierno debe partir de la reorganización de sus finanzas. Esto implica entre otras cosas la reducción del Estado con miras a ahorrar pero también a mejorar la eficiencia. La calidad del gasto público debería ser una meta ahora y siempre».

OTRA PERCEPCIÓN

Si se prefiere sacarle las castañas del fuego al Gobierno se debe acudir a mediciones nacionales de proyección internacional como las que emitió en los umbrales de las pasadas elecciones la agencia de riesgo Standart and Poor’s con la afirmación de que este país ha experimentado mejorías en el manejo de la administración pública. ¿Y qué es lo que reflejaría tales signos positivos?: «Capacidad oficial para mantener altas las tasas de crecimiento económico y, fortalecimiento en la planificación fiscal y en el manejo de la deuda pública» dijo.

«Datosmacro», publicación que estudia variables económicas de países en busca de una visión global de las finanzas, dijo en su momento que: la posición de República Dominicana «progresaba positivamente manteniendo un conveniente nivel en el ranking de gasto público respeto a su Producto Interno Bruto». Consideró adecuadas las proporciones de sus presupuestos dedicadas a Educación, Salud y Defensa. Recuérdese que el país vive tete a te con un barril de pólvora que se llama Haití.

Los sectores productivos aparecen enfilados en la confianza en la marcha de la economía actual y futura según un índice generado desde el Banco Central que con las elecciones a punto de hit habría experimentado una variación positiva de 09 superior a la de abril. Más del 90% de empresarios de todos los niveles y áreas hablaron favorablemente de la situación de la economía al ser encuestados.

Recientemente el Ministerio de Finanzas informó que técnicos de organismos multilaterales se fueron del país convencidos de que las políticas económicas de República Dominicana están alineadas con los estándares internacionales. En documento público la cartera sostuvo que «la buena coordinación del sector público y el privado ha ayudado a compensar los déficits generados por la desaceleración de la economía mundial», dijo