Familiares y exreclusos de la cárcel municipal denunciaron que temen que en cualquier momento el techo de la edificación colapse y cause una desgracia.

Dijeron que con mucha frecuencia sus parientes dentro del recinto deben mudarse de un lugar a otro, debido a que desde arriba cae arenilla, situación que les preocupa.

Un joven que guardó prisión preventiva por seis meses confesó a este periodista que durante su reclusión a cada rato le caía arenilla que no le dejaba estar tranquilo.

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“En una ocasión llovió y el agua caía más adentro que afuera. Yo tuve que meterme a dormir con mi colchoneta en un pequeño espacio del sanitario, porque, además del agua , también caía arenilla, por la filtración que había y que hay”, manifestó.

La preocupación de los familiares surge a raíz de la tragedia de la discoteca Jet Set, donde 232 personas murieron y otras 182 resultaron heridas el día 8, mientras disfrutaban de una fiesta del merenguero Rubby Pérez, quien también falleció.

Las familias solicitaron a la Dirección General de Prisiones (DGP) y a la procuradora general, Yeni Berenice Reynoso, que ordenen una investigación que determine las condiciones físicas y de seguridad de la estructura.

La cárcel de Baní fue construida durante el gobierno de Salvador Jorge Blanco, en 1982 y a sus 43 años de existencia no hay constancia de que haya recibido reparaciones en su estructura física ni sanitaria.

Hacinamiento

Otras de las preocupaciones de los familiares de los presos es la alta población en el recinto, la cual es de casi mil personas, cuando su capacidad anunciada a la hora de la inauguración era para 150 personas.

Reciente, Roberto Santana, de la Comisión Presidencial de la Reforma Penitenciaria, sostuvo un encuentro con autoridades civiles, personalidades y grupos organizados de la provincia Peravia, en el que expuso el proyecto de construcción de un nuevo recinto carcelario.

De los casi mil reclusos en la cárcel de Bani, más del 70 por ciento son de la vecina provincia de San José de Ocoa y otras.