Recoger pedazos negociaciones OMC

Recoger pedazos negociaciones OMC

POTSDAM, Alemania, AFP. – El director general de la OMC, Pascal Lamy, debe abocarse a la ingrata tarea de pegar los pedazos de casi seis años de negociaciones sobre la liberalización del comercio mundial, tras el fracaso de las discusiones entre cuatro actores clave: Brasil, India, Estados Unidos y la Unión Europea.

 El ex comisario de Comercio europeo llegó en 2005 a la dirección de la Organización Mundial del Comercio (OMC) por su supuesta capacidad como negociador.

 Lamy está considerado como uno de los principales artífices de la ronda de Doha, lanzada en 2001 en la capital de Qatar, junto a su homólogo estadounidense, Bob Zoellick, flamante presidente del Banco Mundial.

 El viernes, Lamy debía reunirse con los representantes de los 150 países miembros de la OMC en la sede de la organización en Ginebra para evaluar el fracaso de la reunión del denominado «G4» en Potsdam, en las afueras de Berlín, y decidir qué camino seguir.

 También tenía previsto reunirse con tres de los protagonistas de Potsdam: el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, la representante estadounidense de Comercio, Susan Schwab, y el ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Celso Amorim.

 En compañía del ministro indio de Comercio, Kamal Nath, Amorim anunció el jueves que se retiraba de las negociaciones con sus socios occidentales a falta de concesiones suficientes de su parte en materia de subvenciones agrícolas.  Bruselas y Washington, por su lado, cuestionaron la negativa de los dos países emergentes a reducir suficientemente sus tarifas aduaneras para los productos industriales.

 Los cuatro protagonistas afirmaron no obstante que la ronda de Doha no ha muerto y llamaron a Lamy a reactivar el diálogo a nivel de los 150 países miembros.

 «Pero sin convergencia entre los cuatro grandes, será muy difícil ponerse de acuerdo entre 150», observó un diplomático de un país que no participó en el G4. «Llevará mucho más tiempo», estimó.  Lamy intentó calmar los ánimos. «La convergencia entre estos Estados miembros hubiera sido útil para abrir la vía a una convergencia multilateral, pero útil no quiere decir indispensable», opinó.

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