Recomienda acciones para amortiguar impacto eliminación de cuotas textiles

Recomienda acciones para amortiguar impacto eliminación de cuotas textiles

El senador por el Distrito Nacional, José Tomás Pérez planteó que el sistema de cuota de exportación textil a los Estados Unidos venció el pasado primero de enero de este año, poniendo en peligro, según las estimaciones, 40 mil empleos directos y 90 mil indirectos, y 600 millones de dólares anuales de exportación.

Recomendó una serie de acciones para amortiguar los efectos negativos de la incursión de China y otras naciones de Asia con ventajas inalcanzables hacia ese mercado.

Expuso el legislador peledeísta que según estimaciones de la Federación Internacional de Sindicatos ( ICTFU) , el fin del sistema de cuotas puede llevar a la pérdida de un cuarto del total de puestos de trabajo en la industria de la vestimenta en República Dominicana compuesta por 269 empresas textiles en las diferentes zonas francas.

Significó que para revertir o amortiguar el efecto negativo del final del sistema de cuotas textiles se necesita una respuesta rápida, enérgica y sostenida.

Precisó que la mayor parte de los esfuerzos dominicanos para prepararnos para esta nueva situación se han concentrado en lograr la adopción del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos, por un lado, y Centroamérica y República Dominicana, por el otro.

El acuerdo, que aún no ha sido ratificado por el congreso de los Estados Unidos, otorgaría a los países centroamericanos y a República Dominicana los mismos beneficios que adquirió México con el acuerdo bilateral, NAFTA, por sus siglas en inglés,  hace diez años.

En la actualidad, la mayor parte de la tela o de las fibras se adquieren en Estados Unidos, ya que esa es una condición para recibir los beneficios de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe (ICC), un esquema preferencial bajo el cual la región exporta ropa al mercado estadounidense.

Ante la nueva situación que plantea el final del sistema de cuotas, el senador Pérez propuso que el país compre sus materias primas donde resulte más barato y bueno y explicó que con el TLC, sus nuevas reglas de origen permitirían comprar materias básicas, algodón, fibra en cualquier parte del mundo.

«Si nuestras industrias son capaces de comprar sus materias primas en otros países a mejores precios que las que compraba en Estados Unidos, pueden mejorar su competitividad», dijo Pérez.

OPORTUNIDAD

El legislador expresó que el país puede pasar de ser mero ensablador en el campo textil a productor integrado. » Otra fórmula combinada con la anterior, es la de pasar de meros emsambladores a productores integrados, que fabriquen desde la tela hasta el producto terminado. Es decir, que ofrezcan más que paquetes de productos, ofertar paquetes completos de servicios».

Eso requiere, dijo, de un aumento de las inversiones en las aéreas de fabricación de tela y otras materias primas para la industria de confecciones textiles, como ya han empezado a hacer algunas empresas líderes dominicanas.

Apuntó que igualmente se requiere de una evolución acelerada y positiva de las empresas de confecciones de ropa, añadiendo a su oferta actual procesos de pre-producción (localización de tejidos, accesorios, etc.), logística y mercadeo especializado.

Planteó el legislador peledeísta que las empresas pueden también explotar la posibilidad de especializarse en ciertos nichos, por ejemplo, concentrándose en órdenes rápidas o pedidos de tiendas que necesiten reemplazar mercancía y no estén dispuestas a esperar el tiempo que lleva transportar la ropa desde Asia. Con esto, indicó, se aprovecharía nuestra cercanía al mercado de Estados Unidos.

Dijo que especialmente lo que tiene que ver con infraestructura como caminos y puertos,  hay que mejorarlos,  de modo que se puedan reducir los tiempos para colocación en puertos y embarques de la mercancía. También hay que mejorar la seguridad en las Aduanas y adaptarla a los tiempos.

Para tener éxito en esta transformación del sector textil requieren de aduanas modernas, ágiles, transparentes, computarizadas  y que funcionen todos los días como hacen la mayoría de los países de la región,

También se requiere de electricidad estable, confiable y menos cara que la actual.

Además de un esfuerzo de los propios empresarios y de sus empresas de pasar a la producción integrada, con mayor valor agregado, gracias a la integración vertical y al desarrollo de la capacidad de ofrecer paquetes completos de servicios de manera más rápida y flexible, con mayor inversión por parte de los empresarios.

«Por el otro lado, se trata de lograr condiciones generales o macro como, por ejemplo, mejor infraestructura en caminos y puertos, mejor servicio eléctrico y menos caro, y mejores servicios y actividades gubernamentales como el caso de las aduanas».

EL PELIGRO

Citó que las estadísticas del Consejo Nacional de Zonas Francas de Exportación para el 2003 indican que en el país había en operación un total de 269 empresas textiles en las diferentes zonas francas locales. El total  de empleados en el área textil era al finalizar el 2003 de 119,101, de los cuales 54,605 hombres y 64,496 mujeres.

«Si las estimaciones de la ICTFU son correctas y perdemos la cuarta parte del total de puestos de trabajo en nuestra industria de la vestimenta, esto equivaldrá a unos 40 mil empleos directos», precisó Pérez.

Agregó que el problema puede ser mayor si se consideran los empleos indirectos asociados a la industria textil y del vestido. Arguyó que Arturo Peguero, presidente de la Asociación Dominicana de Zonas Francas (ADOZONA) señala que podrían perderse alrededor de 90  mil empleos directos e indirectos en el país.

LA SITUACIÓN

El senador Pérez hizo un esboso de la situación que se presenta con la expiración del Acuerdo Multifibras  (AMF) y su sistema de cuotas desde el primero de enero del 2005 se puede perder la cuarta parte de los empleos del sector en la República Dominicana (unos 40 mil puestos de trabajo o 90 mil con los indirectos). Con una mayoría de mujeres afectadas, el impacto en los hogares es mayor que lo estimado en las cifras.

El hecho a nivel global afectaría a 40 millones de trabajadores en el mundo, 5 veces la población dominicana, que se encuentran empleadas por la industria textil y de la indumentaria a nivel mundial. La mayoría de esos trabajadores son mujeres.

El AMF nació en 1974 estableciendo un sistema de cuotas a las exportaciones de textiles y vestido desde los países en desarrollo a los industrializados. Fue un intento de los desarrollados de proteger sus industrias de la competencia de los asiáticos, especialmente China e India. Estados Unidos  y Europa interpusieron cuotas para los más competitivos y medidas más flexibles para los que no lo eran, como Bangladesh.

Al amparo de ese acuerdo surgió en República Dominicana la industria textil, sin tener un perfil de exportador en ese renglón.

Hace una década el Acuerdo de Multifibras quedó eliminado en la Ronda Uruguay, tras liberalizarse el comercio mundial entre 1986 y 1994.

El sistema de cuotas infringía los principios del Acuerdo General de Aranceles (GATT), el acuerdo general sobre tarifas y comercio. De manera que los países participantes  en la Ronda Uruguay acordaron desmantelar progresivamente el régimen de cuotas. Se estableció el primero de enero del 2005 el plazo para finalizar el sistema.

Con el fin del AMF gigantes como  China podrán exportar sin que las cuotas les impongan límites. Habrá ganadores y perdedores, sobre todo en América Latina. Así por ejemplo, según estimaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), las exportaciones de textiles de China a Estados Unidos, pasarán de un 16% a un 50%, mientras que las de México caerán un 70%.

Grandes corporaciones clientes de productos textiles y vestimentas como GAP o NIKE dejarán de comprar textiles y vestimenta de los países menos competitivos, según los expertos.

China y otros asiáticos son competitivos porque tienen abundancia de mano de obra barata, producen muchos insumos, como las telas, perchas, cajas, es decir todo lo necesario para la entrega de un producto terminado a las tiendas, y porque el Estado y el sector privado colaboran estrechamente para mejorar las condiciones competitivas del país como un todo.

Las exportaciones de textiles y vestimenta de América a Estados Unidos caerán de un 16% a un 5%, según la OMC,  sin incluir a México, principal exportador latinoamericano, el cual caería en sus exportaciones textiles de un 10% a un 3%.

Según la Federación Internacional de Sindicatos (ICTFU) por sus siglas en inglés, América Central podría perder parte significativa de sus 500 mil empleos ocupados en las zonas francas, según estima la OMC.

 

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