Reconciliación: una experiencia de amor

Reconciliación: una experiencia de amor

Al iniciar un nuevo año nos proponemos alcanzar diversas metas. Tratamos de  ordenar lo que aún no lo está y mejorar aquellas cosas que deben serlo, lo cual es bueno. Sin embargo, de nada vale si no elegimos como una prioridad el buscar la reconciliación, el perdón entre las familias y en todas las relaciones interpersonales. La falta de perdón es un impedimento en nuestras vidas, nos trae ruina, tristeza, división y nos crea raíces de amargura, que más tarde se convierten en angustia para el alma, en dolor y en la desesperación que produce una decepción. Nos vuelve iracundos, negativos, y desagradables a los demás.

El deseo de Dios es que seamos libres de esta fuerte atadura y estemos conscientes de que la ofensa es una trampa en la que podemos caer con facilidad. Las Escrituras nos señalan claramente que debemos perdonar sin límites  y de forma inmediata, ya que contamos con el amor de Dios, que tiene el poder de vencer todo sentimiento contrario y nos hace amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Olvidemos el rencor que nos detiene y hagamos  morir todo deseo de venganza. Actuemos en humildad y decidamos sanar las heridas. Pensemos en que nuestro Padre celestial nos perdona constantemente. Consideremos las inmensas misericordias que Él nos regala y sigamos el ejemplo de Jesús, quien tomando el lugar de sus enemigos, pidió perdón al Padre por ellos.

Iniciemos un año 2009 con relaciones restauradas, llevemos paz donde hay conflicto, unión donde hay división. Vivamos con la esperanza que nos regala la experiencia del amor y de la  reconciliación.

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