Reconoce EU no gana guerra Irak

<p>Reconoce EU no gana guerra Irak</p>

WASHINGTON (AFP).- El nominado secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, estimó ayer, martes, que sería útil “tener un canal de comunicación” con Irán y Siria, y admitió que su país no está ganando la guerra en Irak, en las horas previas a ser confirmado como sucesor de Donald Rumsfeld.

Gates, en la audiencia ante la Comisión de Servicios Armados del Senado previa a la aprobación de su nominación, mostró un delicado equilibrio al evitar un discurso tranquilizador sobre Irak, a la vez que advirtió sobre las consecuencias de una retirada que dejaría al país en el caos y desencadenaría un conflicto regional.

La comisión senatorial aprobó el martes por unanimidad a Gates como futuro jefe del Pentágono. Su nominación aún debe ser confirmada por el Senado, que votará sobre el tema esta semana.

   Durante la audiencia, Gates consideró que Estados Unidos no está ganando la guerra, pero también se manifestó de acuerdo, “por el momento”, con el panorama descrito recientemente por el jefe del Estado Mayor Conjunto, Peter Pace: “No estamos ganando, pero tampoco estamos perdiendo”.

   A continuación manifestó su inquietud por el riesgo de un “conflicto regional” que implique a Irán, Siria y Turquía, en caso de un caos en Irak.

   Gates estimó que “la presencia de fuerzas estadounidenses es vista como una provocación por aquellos que están implicados” en la violencia, a la cual se rehusó a calificar como una guerra civil.

   No obstante, se mostró opuesto a atacar Irán, excepto como “último recurso absoluto”, y dijo que no apoyaría ningún ataque estadounidense contra Siria. También estimó útil abrir canales de comunicación directa con estos países, aunque se mostró escéptico de que Teherán acepte una mesa del diálogo.

   “Las consecuencias de un conflicto militar en Irán podrían ser totalmente dramáticas”, declaró Gates, al destacar que “una vez iniciada una guerra, se vuelve imprevisible”.

   En la audiencia, que ocurrió en la víspera de la esperada publicación de las recomendaciones del Grupo de Estudio sobre Irak -copresidido por el ex secretario de Estado James Baker-, Gates indicó que está abierto a considerar “ideas alternativas sobre las próximas tácticas y estrategias en Irak”.

   No obstante, subrayó que la decisión de una futura estrategia depende del presidente estadounidense George W. Bush, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

   Bush nominó a Gates el 8 de noviembre, al día siguiente de la derrota de su Partido Republicano en las elecciones legislativas.

   Gates, quien fue director de la CIA desde 1991 hasta 1993, durante la presidencia de George Bush padre (1989-1993), se distanció del gobierno de Bush hijo en varios aspectos.

   Se negó a calificar a Irak como un “frente de la guerra contra el terrorismo”, uno de los dogmas del gobierno de Bush.

   También estimó que el jefe de la red terrorista Al Qaida, Osama bin Laden, era una amenaza más grave para Estados Unidos que el ex presidente iraquí Saddam Hussein.

   Pero sí se alineó a una postura central del gobierno: es peligroso fijar un calendario de retirada de las tropas norteamericanas, dado que esto le permitiría a los insurgentes calcular el tiempo que les resta para resistir a los militares estadounidenses.

   Gates ambién expresó su preocupación en torno a los esfuerzos del presidente ruso, Vladimir Putin, por restaurar a Rusia como una gran potencia mundial, en particular sobre cuán lejos está a dispuesto a llegar el jefe del Kremlin.

   La oposición demócrata, que controlará el Congreso a partir de enero y está deseosa de superar la era Rumsfeld, no pretende obstaculizar la nominación.

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