En ocasión del Día Internacional de la Eliminación Racial, la Colectiva Mujer y Salud, resalta la importancia de establecer mecanismos efectivos para la plena inclusión de la identidad afrodescendiente en la identidad nacional de República Dominicana, es la clave para superar los altos índices de discriminación y xenofobia que nos aquejan.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) se calcula que al menos al menos el 45% de la población es afrodescendiente. A pesar de esto, sólo el 18.3% se autodeterminaba como negro (Encuesta Latín American Public Opinion Project , LAPOP, 2006).
Actualmente los censos nacionales no cuentan con mecanismos de reconocimiento, contabilización y caracterización de las poblaciones afro-dominicanas lo que representa un peligro para el aumento de los niveles de desarrollo humano y social de las personas en tanto se invisibilizan estadísticamente las características particulares de determinados grupos. Lo que trae como consecuencia la distribución inequitativa de los beneficios sociales y la disminución de la calidad de vida de las personas que, además, por ser afrodescendientes son objeto de discriminación y prejuicio racial.
Retomando el documento de la costarricense Epsy Campbell Barr “El Impacto Económico del Racismo y Sexismo sobre las Mujeres Afrodescendientes de América Latina y El Caribe” Colectiva Mujer y Salud recordamos que:
Son afrodescendientes todas las personas que son descendientes de personas africanas esclavizadas en América Latina y en el Caribe. Comúnmente se les llama “Negros y Negras”, y en los planos nacionales generalmente se le antepone el prefijo afro a la nacionalidad, como, por ejemplo, afrocostarricense, afrobrasilera, afrocolombiana; etc.
El racismo es un fenómeno ideológico y una doctrina que se fundamenta en las diferencias raciales para fundamentar la supremacía de la raza blanca sobre las demás. Como ideología, contiene un grupo de creencias que se transmiten por generaciones a través de la historia, de la cultura y de las instituciones sociales, y que van transformándose de acuerdo al mismo desarrollo social.
En el caso de las mujeres las intersecciones por género, raza y clase se configuran en francos obstáculos para el ejercicio de los derechos humanos.