E l poeta y ensayista José Mármol, cuyas obras en versos de cultivado lirismo y en prosas de estimulante profundidad exponen con holgura su talento y consagración, fue declarado ayer Premio Nacional de Literatura 2013. Su elección es expresión de reconocimiento a una labor literaria de toda la vida y fue decidida por un jurado integrado por rectores de prestigiosas universidades que anualmente tiene la misión de exaltar en el país a alguno de los mayores exponentes del arte que utiliza las letras como instrumento; premiación sustentada por el Ministerio de Cultura y la Fundación Corripio. Al recibir este galardón de máxima categoría, Mármol logra un homenaje más para su sobresaliente carrera. Varios de sus libros, y su propia condición de autor excepcional, fueron objeto anteriormente de otras distinciones nacionales e internacionales.
El más reciente tributo anterior a Mármol lo constituyó el premio Casa de América, adjudicado en España a su obra Lenguaje del Mar. Saludamos la concesión del galardón anual dominicano a José Mármol, quien une a su brillante rol de escritor importantes funciones ejecutivas en el Banco Popular. Al obtener este honor ingresa al círculo de autores de nuestro medio reconocidos previamente para el Premio Nacional de Literatura, como Joaquín Balaguer, Juan Bosch, Manuel del Cabral, Pedro Mir, Manuel Rueda y otros gigantes de las letras nacionales y universales.
Hipólito y Miguel en nuevo desafío
Este es un momento de preocupación porque al menos hasta anoche el expresidente Hipólito Mejía y sus seguidores estaban dispuestos a acudir hoy a la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PRD a la que no les permitirían entrar, lo que podría conducir a vías de hecho. A su vez, Miguel Vargas Maldonado y sus adeptos se proclamaban firmes en negar el ingreso, contando con la fuerza pública para lograrlo. Muchas voces han clamado ante las partes enfrentadas para que zanjen sus diferencias aceptando una mediación. El ejercicio de contrapeso democrático al poder necesita del perredeísmo. Su tendencia al desguañangue causa un vacío. Un reencuentro debería lograrse independientemente de lo procesal. Al Tribunal Superior Electoral fallar en beneficio del sector reconocido institucionalmente, se han disparado las tensiones como si se hubiera echado más leña al fuego de las pasiones políticas, aunque esa no fuera la intención.