Se dice que rectificar o reconsiderar es de sabios, dando a entender que cuando se subsana una situación o determinada circunstancia, los que habían dado una opinión desfavorable sobre casos dados, al enmendarse lo denunciado, se estará en la obligación de dar los créditos que amerita esa acción correctiva.  Escribimos lo anterior, en ocasión de nosotros haber hecho referencia en entregas anteriores a dos casos que aunque han sido subsanados parcialmente, es necesario resaltar los esfuerzos que se han realizado para resolver los mismos.

Por dos ocasiones escribimos sobre el estado de deterioro en que se encontraba la carretera La Romana-Higüey  e Higüey-Otra Banda-Bávaro.  Si bien es cierto que la vía que conduce a Higüey solamente  procedieron a tapar los enormes hoyos que causaron más de un accidente, no es menos cierto que esa carretera amerita un mantenimiento más profundo que evite los graves accidentes que han dejado en los últimos meses más de treinta muertes, inclusive la de más de diez extranjeros, la mayoría italianos, en un aparatoso accidente entre dos autobuses y una camioneta. Sin embargo, debemos felicitar al ingeniero Díaz Rúa por el asfaltado del poblado  Otra Banda.  Calles que parecían un paisaje lunar de los enormes cráteres que tenía, ahora tiene un pavimento homogéneo que contribuirá con la fluidez del tránsito terrestre.  Ojalá el secretario de Estado de Obras Públicas se ponga las pilas y ordene a los contratistas que continúen la autopista del Coral, lo cual permitirá a un viajero llegar desde Santo Domingo a Bávaro o Punta Cana en apenas dos horas.

Caso contrario lo padecemos en la entrada de Santo Domingo.  No sabemos si es obligación de CODACSA o de la SEOPC mas desde el puente Rey Don Carlos al cruce de la autopista de San Isidro, lo carriles de esa importante ruta de entrada a la ciudad no han sido debidamente señalados al no ser pintadas las líneas blancas que separan un carril del otro.  Asimismo, frente al hotel Villa de España, en donde hay una entrada con un muro separador sin señalizar, se han “encaramado” vehículos que se vuelcan aparatosamente.  Tan sencillo y barato que resulta poner una señal luminosa.  Otra metida de pata, a nuestro entender, es haber pintado los muros denominados New Jersey de gris, cuando el color que más se distingue es el amarillo tráfico.  Cuando hay fuertes aguaceros, el muro no se distingue de la lluvia y se producen colisiones innecesarias con dicha pared divisoria.

El otro tema que habíamos hecho referencia: robos de cables, tapas de alcantarillado y luminarias.  El día 23 del mes que discurre, leímos con satisfacción cómo dos ejecutivos de las empresas Abastos Industriales, C. por A. y Reciclajes Unilever, fueron condenados a cinco años de prisión  y a pagar una multa de 15 millones de pesos a las empresas Codetel y Tricom, por el robo de cables telefónicos a los que se les extraía el cobre que posteriormente se exportaba. Debemos felicitar a los tribunales de la República pero debemos recordarle a nuestro señor Presidente, doctor Leonel Fernández, que mientras él por decreto no prohíba la exportación de metales de los cuales en el país no exista minas, el robo de cables telefónicos y alambres eléctricos, así como de tapas del alcantarillado continuará.  Anímese señor Presidente que esa medida contribuirá a un ahorro sustancial del presupuesto de la República.

Como recordatorio dejaremos a la opinión pública que emita su opinión sobre el aspecto tenebroso que tiene la ciudad capital cuando se llega al Puente Juan Bosch y el puente Duarte que por la sustracción de los cables y luminarias de los mismos, reina una oscuridad espantosa.

 También, al bello y majestuoso puente sobre el Higuamo, Mauricio Báez, le robaron los paneles solares que alimentaban las lámparas, por lo cual de noche da grima pasarlo.  Alí Babá y los 40 ladrones en nuestro país, hubiesen sido unos “niños de teta”.  Por ese raterismo “incontrolado” ¡cuánta vergüenza pasamos los dominicanos!