A Caamaño, el Combatiente.
Llegaste, Coronel, cuando nadie te esperaba/ como llegan los héroes, sin aviso/ El pueblo no escuchó tu clarinada/ y hoy partes solo, ungido al infinito. / Caíste Coronel de Abril eterno/segado por el plomo fratricida/absorto el pueblo no creyó tu muerte/ el crimen perpetrado en Nizaito. / Te marchas Coronel, pero te quedas/ perpetuado por siempre en su memoria/nos dejas el recuerdo de tu historia/ olores de primavera y caracolas. /
II. Ofrenda.
La mar está embravecida/a una hora temprana un hombre/ prematuramente encanecido marcha solo/ hacia la tumba del Caído/ El hombre llega al lugar insólito/ lleno de plegarias y de asombros/
La primera piedra dice, a su paso, la multitud ausente/ No, la primera flor contesta callado el hombre sonriente/ y sigue imperturbable su camino/ en su andar taciturno y cansino/
A su lado, las olas, descontroladas y violentas/ chocan y se estrellan contra el rompeolas absurdo/ que desafía su furia inmensa/ cansadas de tantas injusticias y tanta espera/.
El hombre se detiene un instante y piensa/ piensa en el Caído y en su epopeya/ un día como hoy cayó abatido/fusil en mano, esperanza abierta/ los aires esparcieron su dolor por las montañas secas/ de no ver redimidos a su pueblo y a su tierra/
El hombre musita ahora una oración callada/su cuerpo se entrecoge, se estremece/ se siente en empequeñecer ante aquella gesta/ante el glorioso Coronel que nada espera.
Su tumba no está aquí, más qué importa/ ¡los héroes no tiene cubertura en la tierra!/ y deja caer su flor que las olas/ recogen dulcemente/
El hombre torna su paso/se vuelve lentamente y al volverse/ ve su flor triunfante convertida/ en Trinitaria verde/
Resuelto, desafiante, ahora presuroso, el hombre avanza/ mil gotas de sal cubren su frente/ allá la multitud le espera, inmóvil, sonriente/ la primera flor, grita a su paso/ No, ¡la Primera Piedra!. / contesta hosco, y sigue su camino solitario y silente. /
Las lágrimas del mar se confunden con su lágrima doliente/ mientras, llevada por las olas, a empujones,/ la flor de la ilusión desaparece.