Recordándoles algunas advertencias a las asociaciones de ahorros

Recordándoles algunas advertencias a las asociaciones de ahorros

POR HUGO GUILIANI CURY
En el verano del 1999 fui el orador invitado por las Asociaciones de Ahorros y Préstamos en un evento anual donde todas ellas y sus directivos se reunieron.  En aquel entonces hice planteamientos que todavía hoy son válidos y por ello quise hacer un resumen de los principales puntos tratados en dicha intervención para recordar cosas que todavía pueden ser de utilidad.  Han transcurrido seis años y las Asociaciones parece ser que no tomaron en cuenta ninguna de esas recomendaciones pero me alegro que nada les pasó en la crisis bancaria del 2003 – 04, aun cuando estuvieron por contagio cerca del colapso. 

En esa charla les recordé a las Asociaciones lo ocurrido en el año 1984, cuando la economía nacional tuvo un grave deterioro y se vio afectada también por un entorno externo negativo producto de la crisis de la deuda externa que se tuvo a nivel mundial.  En ese entonces las autoridades monetarias del país tuvieron que realizar, en enero de 1985, una fuerte reforma financiera para poder estabilizar la economía y regresarla hacia un sano proceso de crecimiento.  Las reformas del 1985, entre otras cosas, dieron lugar a la unificación cambiaria, la medida económica de mayor trascendencia que se ha realizado en el país en las últimas décadas.  Esa medida  transformó la estructura económica de la nación y dio lugar al despegue definitivo del sector turístico y las zonas francas.  Pero también hubo otras medidas menos conocidas que la referente a la unificación  cambiaria y cuyos resultados fueron positivos.  Una de ellas, de carácter sectorial, fue la que evitó que las Asociaciones de Ahorros fueran impactadas negativamente por el proceso de reformas que se realizaría.  El problema básico consistía en que las Asociaciones tenían un desfase entre los vencimientos de los activos y los pasivos, pues habían prestado a largo plazo con tasas fijas de interés y sus depósitos estaban a corto plazo y a la vista.  En un proceso de devaluación formal como el que se realizaría era posible que los depositantes decidieran sacar sus depósitos para convertirlos en otros activos o convertirlos hacia una moneda dura como el dólar.  Dada esa situación las Asociaciones serían muy vulnerables y podrían ser afectadas con las medidas que se adoptarían.  Para resolver esa situación se adoptó una política que denominamos de pinza, permitiendo por un lado que colocaran sus activos a corto plazo y diversificaran sus operaciones crediticias, pero a la vez autorizándole  el uso de tasas de interés variables.  Esto permitió que esas entidades gradualmente fueran ajustando sus activos y pasivos sin que ocurrieran problemas en su situación financiera durante el proceso de reformas de del 1985.  Pero esto también permitió que las Asociaciones estuvieran preparadas y salieran ilesas de la crisis bancaria que tuvo el país al inicio de la década del noventa.

En el momento en que daba la conferencia, finalizaba esa década y  estábamos viendo la caída de los regimenes socialistas y a nivel mundial se iniciaba el proceso de globalización, acompañado de apertura económica y privatizaciones de las empresas públicas.  En esa época se estaba también operando en el país un cambio en el sector bancario con la aparición de la figura de bancos múltiples, de nuevas normas prudenciales y de un proceso en que varios bancos extranjeros invirtieron en los capitales de los criollos.  Les señalé que la tendencia de la banca local sería esa y les indiqué que el sector bancario de República Dominicana tendería a tener un menor grupo de bancos cuyo capital tendría que ser mucho mayor que el existente.  Con operaciones muy diversificadas y haciendo también negocios en el sector de la construcción y por tanto compitiendo con las Asociaciones.  Igualmente que pronto vendría una nueva ley monetaria y financiera con normas prudenciales más estrictas y que tendríamos una gradual desaparición de las entidades bancarias especializadas.  Les advertí también que en algún momento las asociaciones tendrían que cambiar y que estaban en un buen momento con una economía estable y en crecimiento, lo que era un ambiente propicio para ir dando los pasos necesarios hacia la transformación de sus entidades mutualistas.  Les indiqué que ellas no estaban cumpliendo a cabalidad con su misión básica de financiar la vivienda y  esto estaba afectando su imagen.  Les exhorté también a que deberian entender que no podían seguir siendo colocadoras de sus recursos en los bancos comerciales, lo cual no era su misión y que de seguirlo haciendo esto les perjudicaría, ya que si ocurrían quiebras en los bancos donde tenían depositados sus recursos, las asociaciones también quebrarían. 

Bajo estas circunstancias, trate de señalar el camino que deberían seguir  las Asociaciones de Ahorros, en los próximos años.  Mi primera recomendación era que el mutualismo no era justificable y que las Asociaciones deberian privatizarse y transformarse en Compañías por Acciones, esto al final de cuentas, las haría más transparentes.  Lo segundo es que tendrían que ir pensando en fusiones entre ellas, especialmente las más pequeñas y de situación financiera más débil con las más grandes.  Lo tercero es que las Asociaciones tenían que buscar un concepto de cooperación dentro de su propio  sistema de ahorros y préstamos.   Para lograr eso, indiqué que era necesario erradicar la autosuficiencia que cada una de ellas exhibía y lo cual  inhibe el desarrollo de las relaciones interdependientes pero a la vez limita la capacidad de dar respuestas innovadoras a los retos actuales.

En la citada conferencia traté de identificar cuales eran los puntos fuertes y débiles de las Asociaciones, para apoyarse en unos y descartar otros, indicando lo siguiente:

a) En el lado de los pasivos.  Las libretas de ahorros constituían  un  producto tradicional y emblemático de las Asociaciones.  Era el buque insignia de ellos pero además era un área donde la banca no ha podido penetrar tan bien como lo habían hecho las Asociaciones.  Una libreta de ahorro modernizada con una cinta magnética y dándole apoyo apropiado podría constituirse en la espina dorsal de una serie de productos adicionales que podrían ofrecer para competir mejor.  Es decir, la libreta actual, ya modernizada se podría convertir en el producto líder para penetrar en otros segmentos del mercado financiero.

b) En el lado del Activo: Las Asociaciones son especialistas en el financiamiento a la vivienda, y pocos tienen su conocimiento sobre ese sector.  Tendrían que trabajar rediseñando los mecanismos actuales, estableciendo nuevas políticas y formas de participación en la economía y en las comunidades donde ellas operan.  Por ejemplo, uno de los problemas básicos de nuestras ciudades es su desorganización producto del crecimiento y el proceso urbano.  Las Asociaciones podrían ejercer un rol activo y dinamizante para planificar, organizar y ejecutar junto a las autoridades civiles el proceso urbano de las ciudades donde operan.  Las Asociaciones utilizando sus recursos financieros y humanos en las regiones a que pertenecen podrían contribuir enormemente a ese proceso urbano y organizando el desarrollo de los pueblos vía el financiamiento de proyectos de viviendas.  El objetivo sería convertir a las Asociaciones en entes promotores de un  desarrollo regional organizado a nivel urbano.  Es decir, que tendrían que buscar tener una mayor visión dentro del sector de la construcción siendo más activas y  generando proyectos en función a planes y no sentándose a esperar que alguien vaya a buscar préstamos.

Señalé que las Asociaciones para hacer eso tendrían que cambiar y asumir un nuevo rol.  El cambio entraña adoptar nuevas actitudes y aprendizajes de parte de los dirigentes y eso no sería fácil.  Concluía señalándoles el reto que plantea el proceso de urbanización y la importancia que esto tiene para el país con la finalidad de poder contar con ciudades más vivibles y seguras.  Insistí en que podríamos ser afectados por el proceso de apertura económica lo que podría traer volatilidad cambiaria y altos niveles de inflación cuando no se manejan los asuntos monetarios y fiscales con prudencia.  Les recordé que el sector bancario es como la sangre en el cuerpo humano y que cuando hay quiebras bancarias y el cuerpo pierde sangre, se rompe la cadena de pagos y entonces viene el colapso de la economía.  Con mis señalamientos había tratado de determinar cuales eran los puntos fuertes y débiles de las Asociaciones para así poder darles una idea de cual debe ser la estrategia a seguir en los próximos años y de advertirles como nos afectaría la apertura económica.  Les exhortaba a que debían dar inicio al proceso de cambio en forma inmediata, tomando las grandes decisiones y que de no hacerlo, las Asociaciones serían más débiles y podrían ir desapareciendo.

Han transcurrido unos seis años y ahora estamos en el 2005.  En años recientes la banca y el país han vivido momentos muy difíciles.  Sólo espero que las lecciones vividas en el 1985, 1991 y 2003 en algo sirvan y que la tranquilidad actual permita a los dirigentes de las Asociaciones para dedicarse a realizar los cambios que son necesarios  y que sus instituciones continúen operando y contribuyendo al desarrollo de nuestra nación.  Quizás esta será su última oportunidad.

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