Récords de temperaturas
se batieron en el 2007

Récords de temperaturas<BR>se batieron en el 2007

WASHINGTON (AP) — El 2007 fue la comidilla de los meteorólogos: las temperaturas subieron considerablemente y el clima se tornó más antojadizo.  

Enero fue el primer mes más caluroso de que se tiene registro en todo el mundo, 1,53 grado Fahrenheit por encima de lo normal, que equivale a casi un grado centígrado.

Fue la primera vez desde que empezaron a registrarse las temperaturas en 1880 que la temperatura promedio del globo ha estado tan por encima de la norma para cualquier mes del año.   Y en momentos en que el 2007 toca a su fin, también se está configurando como el año más caluroso que se haya registrado en el hemisferio norte.

   Las estaciones meteorológicas estadounidenses registraron récords absolutos o empatados de calor 263 veces en el año, según un análisis de la Associated Press sobre datos meteorológicos estadounidenses. Inglaterra tuvo el abril más caluroso en 348 años de registros del clima, superando el récord de 1865 en más de 1.1 grado Fahrenheit.   No fue sólo la temperatura. Hubo otros sucesos climáticos inusuales.

Un tornado se desencadenó sobre la ciudad de Nueva York a mediados de agosto, lo que llevó a un tabloide a titular: “Esto no es Kansas!”   En el Oriente medio, un ciclón igualmente inesperado se produjo en junio en Omán e Irán.

Los enormes lagos estadounidenses se achicaron. Atlanta debió preocuparse por su suministro de agua potable. Sudáfrica registró su primera nevada significativa en 25 años. Y en la Isla Reunión, a 640 kilómetros (400 millas) al este del continente africano, cayeron casi 394 centímetros (155 pulgadas) de lluvia en tres días, récord mundial para la mayor cantidad de lluvia en 72 horas.

Los extremos climáticos aislados no pueden atribuirse al calentamiento global, dicen siempre los científicos. Sin embargo, “son sus características y los escenarios diferentes” lo que lleva la señal de los cambios climáticos producidos por el ser humano, dijo el experto Phil Jones, director de investigación climática en la Universidad de East Anglia en Inglaterra.

  Lo peor, según los científicos, se registra en el Artico, que sirve como la heladera del planeta, que se calentó notablemente en el 2007, marcando récords por la cantidad de hielo derretido.

  El 2007 pareció ser el año en que el cambio climático conmovió los termómetros, y quienes advirtieron que estaba empezando a ocurrir fueron reconocidos. El documental “An Inconvenient Truth” del ex vicepresidente Al Gore ganó un Oscar, y Gore compartió el Premio Nobel de la Paz con el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, un grupo internacional de miles de científicos.

El panel, organizado por las Naciones Unidas, dio a conocer cuatro informes en el 2007 en los que dijo que el calentamiento global producido por los seres humanos era indiscutible y una amenaza inminente para millones de vidas.

  En los primeros diez meses, fue el año más caluroso registrado en tierra y el tercero más caluroso cuando se incluyen las temperaturas oceánicas.   Los récords se sucedieron, especialmente en agosto.

En las estaciones meteorológicas estadounidenses se establecieron o empataron más de 8,000 marcas de calor para fechas específicas de ese mes.

  Lo más notable fue que en ese mismo mes, más de 100 récords absolutos de temperatura fueron empatados o superados —independientemente de la fecha— ya fuese para el máximo registro o la temperatura baja más cálida por la noche. En comparación, sólo 14 marcas máximas de bajas temperaturas fueron establecidas todo el año.

Calor histórico

Durante el año, las estaciones meteorológicas de 35 estados, desde Washington a la Florida, registraron o empataron récords absolutos de calor.

  En Europa durante el verano las olas de calor extremo mataron a docenas de personas.   Y no fue sólo el calor. Fue también la lluvia, ya fuese por excesiva o por escasa.

  Más del 60% del territorio de Estados Unidos estuvo anormalmente seco o padeció sequías en algún momento en agosto.

En noviembre la principal fuente de agua de Atlanta, el Lago Lanier, se encogió a su menor superficie jamás alcanzada.

El Lago Okeechobee, crucial para el sur de la Florida, tuvo su menor nivel de la historia en mayo.

El Lago Superior, el mayor y más profundo de los Grandes Lagos, bajó a sus menores niveles históricos en agosto y septiembre.   Los Angeles registró su año más seco desde que lleva registros. Los lagos alimentados por el Río Colorado,  estaban sólo a la mitad.

Año lleno de tragedias para  Estados Unidos

Hay una guerra en curso, pero los legisladores parecen impotentes para hacer algo al respecto.   La serie penosa de tragedias en una universidad de Virginia, un puente carretero en Minnesota y el interior de una mina de carbón en Utah reitera un mismo interrogante: ¨pudo haberse prevenido cada una de ellas?  

Miles de personas pierden sus viviendas en una crisis hipotecaria y crediticia que se agravó, pese a reiteradas afirmaciones de las autoridades de que lo peor ha quedado atrás.   Ningún año carece de titulares sombríos. Pero el 2007 se ha caracterizado por la frustración reflejada por los medios. Los estadounidenses han enfrentado una y otra vez imágenes similares y las mismas dudas en muchas de las mayores historias del año.  

La frustración fue personificada por el ex secretario de justicia Alberto Gonzáles, blanco de críticas por el despido de ocho fiscales federales. Cuando la noticia afloró hace casi un año, la mayoría pudo haber pensado que se trataba de una conmoción política resonante pero pasajera.

  Sin embargo fue prolongándose a lo largo de los meses en los que Gonzáles sólo ofreció justificaciones a medias. Citado ante el Congreso en abril, dijo hasta el cansancio que no se acordaba de los detalles.   Cuando Gonzáles renunció finalmente en septiembre, la atención pública sobre lo que estaba bien o lo que estaba mal fue desplazada por una intensa frustración acerca de por qué la resolución del caso había tomado tanto tiempo. Y aun cuando terminó, lo hizo sin claridad.

  Esa historia no fue singular. Después de un tiempo se hizo difícil separar la frustración alimentada por muchas de las historias del año, por una parte, y por otra el sentimiento público de resignada exasperación.

  ¨Estaba el público frustrado por los mismos acontecimientos o acaso la frustración se reflejó en la reacción a las noticias?   Esa frustración dificulta recordar que el 2007 había empezado con una mezcla de incertidumbres pero también posibilidades.

  Los votantes profundamente insatisfechos con el gobierno de George W. Bush habían manifestado un intenso deseo de nueva dirección y lo hicieron votando por los demócratas en la oposición.  

“Las elecciones del 2006 fueron un llamamiento al cambio”, dijo la representante demócrata Nancy Pelosi al conducir a su partido a la victoria en la Cámara de Representantes en enero.

 “El pueblo estadounidense rechazó una obligación interminable a una guerra sin fin”.   Pero la guerra se ha extendido a su quinto año, sin que los soldados estuviesen más próximos a regresar. Y a principios de noviembre, el 2007 ya había quedado registrado como el año más mortífero para los soldados estadounidenses desde el comienzo de la guerra.

  El número de ataques, muertos y heridos bajó considerablemente en los últimos meses, pero la mejora tuvo poca influencia para cambiar la impresión del público.

  Las encuestas de opinión reflejaron esa frustración pública por la incapacidad de los legisladores para acortar la guerra, un sentir admitido por Pelosi.   “Si ustedes me lo preguntaran en una encuesta telefónica, aun demócrata apasionada como soy, también desaprobaría al Congreso”, dijo a los reporteros.  

Esas frustraciones no se limitaron a la política.   En abril, el ataque a tiros más mortífero en la historia de la nación provocó una reacción generalizada de pesar por las víctimas de la Universidad Tecnológica de Virginia.

Pero el horror inicial se trasmutó en consternación cuando quedó en claro que las autoridades de la universidad y otros sabían que el atacante Seung-Hui Cho era un individuo profundamente atribulado, y así y todo no supieron prevenir la matanza de sus 32 víctimas.

   Esa futilidad se prolongó mucho más allá de la matanza, cuando los investigadores buscaron los motivos endilgando las culpas a uno y otro.

  “Esta es una historia de recriminación, de redención, que nos llevará al pasado”, comentó un profesor sobre los pedidos de renuncia del presidente de la universidad meses después de la matanza. “La historia de redención es cómo seguimos adelante”.   Pero a medida que ese incidente iba quedando en el pasado, la nación se conmovió por otras tragedias.

  En agosto, las dudas sobre las oportunidades perdidas reaparecieron cuando el puente de la ruta I-35 en Minneapolis se desplomó sobre el río Misisipí durante la hora de mayor tránsito. Trece personas murieron y más de 100 resultaron heridas.

El milagro es que no haya habido más víctimas.   Arreciaron las dudas acerca de si pudo haberse prevenido el desastre. A las autoridades de Minnesota les advirtieron ya desde 1990 que el puente tenía “deficiencias estructurales”, aunque habían dependido de reparaciones en menor escala e inspecciones en vez de refuerzos o reemplazos.

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